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Morir de miedo, por Mauro Armiño

Antología de relatos fantásticos de grandes autores franceses del siglo XIX.

29 de septiembre de 2021. Estandarte.com

Qué: Morir de miedo Autor: Varios autores Editorial: Siruela Año: 2019 Páginas: 412 Edición/Traducción: Mauro Armiño Precio: 21,95 €

Morir de miedo, relatos fantásticos de autores franceses del XIX.Esta antología de cuentos, Morir de miedo, comienza con un estupendo prólogo de Mauro Armiño, responsable también de la selección, la traducción, la edición y las notas. Bajo el título Lo maravilloso, lo extraño, lo fantástico, en el prólogo el escritor, crítico, periodista y traductor estudia el significado de lo fantástico y la evolución del término y del género en el tiempo y en el espacio mirando hacia Inglaterra o Alemania, para detenerse en Francia, país de donde provienen los autores de los 28 relatos seleccionadosSe trata de Jacques Cazotte, Charles Nodier, Honoré de Balzac, Théophile Gautier, Philarète Chasles, Pétrus Borel, Prosper Mérimée, Gustave Flaubert, George Sand, Victor Hugo, Gérard de Nerval, Léon Daudet, Villiers de l’Isle-Adam, Guy de Maupassant, Jules Verne, Édouard Dujardin, Jules Lermina, Marcel Schwob, Henri de Régnier, Jean Lorrain y Jean Richepin.

De todos ellos, tanto de los más conocidos como de los que, tras detenerse en estas inquietantes huellas, nace el deseo de saber más, Armiño –Premio Nacionalde Traducción en 2010 por la versión y edición de Historia de mi vida de Giacomo Casanova y nombrado por el gobierno de Francia en 2007 Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres, entre otros reconocimientos–incluye al final del libro unas notas biográficas.

Como indica la sinopsis de la editorial Siruela: “Esta selección abarca relatos que, durante el siglo XIX francés, empiezan asumiendo la herencia de la novela gótica y siguen luego la evolución histórica, para rechazar, por medio de la imaginación, el conformismo hipócrita de la sociedad propuesta por la Revolución Industrial. De Jacques Cazotte, que a finales del XVIII ya intuía presencias sobrenaturales, a Jean Lorrain y los autores de la Belle Époque, la nómina de escritores que abordaron lo fantástico incluye a los más grandes nombres del periodo —Nodier, Balzac, Gautier, Borel, Mérimée, Flaubert, Nerval, Verne o Schwob—, que testimonian cómo la fantasía creó un espacio de primera magnitud, dando así lugar a un nuevo género literario que aún en nuestros días sigue desarrollándose vigorosamente”.

En el prólogo, la mirada de Armiño sobrepasa las fronteras de Francia para entretejer, como en una telaraña, relaciones, sintonías y diferencias con autores como Hoffmann, Henry James o Kafka. El autor se asoma también en este texto introductorio al cine y al arte; se plantea qué cabe en ese cajón de sastre que es el género fantástico y para ello indaga en lo sobrenatural, lo irracional e ilógico, la novela gótica o el terror, las pesadillas, la ciencia ficción o el género policial... En esta disección ofrece referencias a otros autores y obras –aparte de los que compondrán el corpus del libro–, detalla por qué unas pueden ser consideradas fantásticas y otras escapan de esa clasificación y ofrece unas breves e interesantes pinceladas que las mismas.

La inquietud –o el miedo, como recuerda el título– se apoya en elementos muy diversos, en personajes inteligentes, en misterio, en humor negro…  Lo resume la sinopsis: “Fantasmas, vampiros, espíritus, diablos, amantes que resucitan, objetos con vida propia... El mundo de lo fantástico responde a las angustias y miedos del ser humano; por medio del sueño o la pesadilla, el lector accede a las emociones que provoca la intervención de lo extraño en una realidad por lo general plana y rutinaria”.

En esta selección, esa incursión de lo extraño en la realidad se hace a través de las historias imaginadas por autores a los que no se les puede negar un sitio preferente en la alta literatura (Balzac, Flaubert, George Sand, Verne…), espacio en el que, como indica Armiño en el prólogo, algunos pensaban que no había hueco para la literatura fantástica. Se equivocaban.

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