Tiempos de barro, Félix García Hernán teje una distopía en la Iberia del control total

16 de mayo de 2025. Román Pina

En un panorama literario donde la novela negra española ha sabido reinventarse con miradas sociales cada vez más incisivas, Félix García Hernán vuelve a las librerías con Tiempos de barro (Editorial Alrevés, 2025), una obra que trasciende los códigos del género para plantear un ejercicio de anticipación política tan perturbador como verosímil.

Ambientada en una Iberia postapocalíptica gobernada por un Decreto Republicano –que prohíbe internet, GPS y telefonía móvil–, la trama sigue los pasos de Yolanda Castro, una joven sierva marcada por el "aro azul" de la sumisión, cuyo secuestro desentraña los mecanismos de control de un régimen que ha convertido la vigilancia en dogma de Estado.

La narración alterna perspectivas entre la víctima y sus secuestradores, tejiendo un tapiz de opresiones donde cada personaje encarna las contradicciones morales de un sistema basado en cuadrículas sociales y "brigadas de limpieza".

García Hernán construye su distopía mediante detalles legislativos escalofriantes –como la prohibición de relaciones entre ciudadanos y siervos– que recuerdan los peores totalitarismos del siglo XX, actualizados con la eficacia burocrática del siglo XXI.

 

Félix García Hernán, cronista de la deriva de las libertades

Félix García Hernán (Madrid, 1955) consolida con esta obra su posición como voz referencial de la narrativa española. Nacido en Madrid en 1955, es uno de los autores más destacados de la novela negra contemporánea en España, consolidándose como una voz imprescindible del género. Su estilo combina una narrativa ágil y envolvente con una profunda exploración psicológica de los personajes, lo que le ha permitido ganarse el reconocimiento tanto de la crítica como de los lectores.

En Tiempos de barro, García Hernán parece canalizar sus inquietudes sobre el rumbo que podría tomar nuestra sociedad si no se cuestionan ciertas dinámicas de poder. La obra representa una evolución respecto a sus trabajos anteriores al incorporar elementos distópicos que amplían las posibilidades del género negro.

El decreto inicial que prohíbe las redes wifi y los dispositivos móviles no es mero recurso dramático, sino que se acaban convirtiendo en la cabeza del lector en una consecuencia inquietantemente lógica de los movimientos políticos y sociales actuales.

Esta coherencia ideológica convierte la novela en espejo deformado de nuestros debates sobre las fronteras que se desdibujan, donde el autor advierte: "Internet permitía a cualquier adolescente del tercer mundo observar en primera fila que, mientras sus allegados sufrían hambre, en países a dos horas de avión el derroche era constante".

El tratamiento de los personajes secundarios revela la maestría narrativa del autor: desde Raúl Olaya, el policía degradado por el sistema que encarna la conciencia moral del relato, hasta Javier Gallardo, antiguo comisario convertido en disidente que teoriza sobre "casualidades que no existen" en la génesis del nuevo orden mundial. Estos arcos dramáticos permiten al autor explorar la psicología del colaboracionismo sin caer en maniqueísmos, mostrando cómo el miedo y la comodidad alimentan las dictaduras.

Imágenes entre la crudeza, la efectividad y el lirismo, combinadas con un ritmo narrativo que alterna la tensión policial con reflexiones filosóficas, sitúan la novela en la encrucijada entre la tradición negra española y la ciencia ficción social de autores como Philip K. Dick.

Como radiografía de nuestros miedos contemporáneos y advertencia sobre los riesgos del uso y abuso de la tecnología, Tiempos de barro se erige en lectura indispensable. García Hernán no solo ha escrito una novela geopolítica: ha construido un artefacto literario que interroga nuestras contradicciones como sociedad hiperconectada y temerosamente desconectada de su humanidad esencial.

 

Félix García Hernán, un autor avalado por la crítica 

García Hernán irrumpió en el panorama literario con el thriller psicológico Cava dos fosas, confirmando su talento como narrador. Su siguiente novela, Pastores del mal, fue recibida con entusiasmo por su capacidad para construir una trama intensa y compleja. En ella ya se consolidan las claves de su estilo: un ritmo trepidante, personajes bien perfilados y un trasfondo social que aporta profundidad al relato. En Días sin sol, víctimas de una crisis económica mundial –y de sus propias crisis vitales– encontraban, de forma más o menos intencionada, una válvula de escape a sus acuciantes problemas económicos. Con Delfines de plata alcanzó el sueño de cualquier escritor: ver su libro adaptado a la gran pantalla, en una película homónima protagonizada por Rodolfo Sancho. 

Félix García Hernán ha sido reconocido por su destacada contribución a la novela negra con varios premios y nominaciones a lo largo de su carrera. Entre sus logros más destacados se encuentra el Premio Estandarte al Autor Revelación 2020, otorgado por su obra Cava dos fosas. Este reconocimiento destacó su fuerza narrativa y su capacidad para construir una trama adictiva, consolidándolo como una figura prometedora del género.

Además, Cava dos fosas fue finalista en el III Premio Negra y Mortal a la mejor novela negra en español, un galardón que reconoce las mejores obras del género en el ámbito hispano. Su siguiente novela, Pastores del mal, también recibió elogios y fue finalista del prestigioso Premio Cartagena Negra, reafirmando su posición como una voz de referencia en la narrativa negra escrita en castellano.

Estos premios y nominaciones reflejan la calidad literaria de Félix García Hernán, quien ha sabido combinar tramas trepidantes con una profunda exploración de los personajes y temas sociales relevantes.

Con Tiempos de barro (Editorial Alrevés, 2025), García Hernán da un paso más allá en su trayectoria literaria. La obra se sitúa en un futuro distópico donde la tecnología y el control estatal moldean una sociedad opresiva. La novela explora temas como la libertad individual, el abuso de poder y las consecuencias de los sistemas totalitarios, demostrando una vez más su habilidad para combinar entretenimiento y reflexión.