Serial, la poesía de las series de televisión

23 de julio de 2014. Estandarte

Serial, la antología poética sobre series de televisión que ha publicado El Gaviero, plantea de nuevo el dilema: ¿es la forma de contar de la pequeña pantalla un nuevo género literario? Abundan los libros sobre el tema —desde el pionero Teleshakespeare, de Jorge Carrión, al más reciente Todavía voy por la primera temporada, con textos de Maruja Torres o Jordi Costa—, pero la propuesta de Ana Santos y Luna Miguel no se centra en el análisis o la narrativa. Serial reúne, ya lo hemos dicho, poemas. Y muy buenos...

En Serial se dan cita escritores con cierto recorrido, como Harkaitz Cano, Antonio Lucas o Raúl Quinto, junto a autores que comienzan a despuntar: es el caso de Berta García Faet, Arturo Sánchez Mercadé o Unai Velasco. Entre tanto, acompañados por sospechosos habituales de los proyectos gavieros como María Eloy-García o Estíbaliz Espinosa, con las divertidas ilustraciones de Patri Tezanos, llenas de color, desgranan su pasión por algunas series míticas, de esas que se graban —en todos los sentidos— en la infancia, y no olvidan los proyectos que cambian hoy la manera de ver televisión.

Incluye Serial poemas —y series— para todos los gustos: Aquellos maravillosos años y La casa de la pradera comparten páginas con Juego de tronos, Los Soprano o Girls. Y dan pie a versos como estos de Javier Rodríguez Marcos sobre The Big Bang Theory:
Ahora hablamos de Hubble,
de Sheldon, Howard, Leonard y Raj,
pero la musa canta
tus hazañas de laboratorio,
tu manera de seccionar cerebros,
tu forma de provocar en nosotros
lo mucho más auténtico:
esta risa enlatada.

Serial suena a risas enlatadas y a recuerdos frente al televisor, claro, pero también a una nueva temporada, como especifica Luna Miguel en el prólogo. Luna, poeta, periodista y ahora editora, recoge el testigo de su madre, Ana Santos, tan identificada con su editorial —siempre militante y entregada, siempre más que un sello— que era más conocida como Ana Gaviera. Serial fue el último libro en el que Ana trabajó, y lo hizo junto a su hija, unidas ambas gracias a una doble pasión: por la poesía, claro, y por las series de televisión. El resultado es este bello libro, como siempre en El Gaviero, empeñado en mostrar —y celebrar— visiones distintas de la literatura.