Margarita Ferreras, recuperada

02 de mayo de 2016. Estandarte.com

Distintos proyectos —el documental y el posterior ensayo Las sinsombrero, o la antología Cien de cien— han abogado por recuperar nuestra memoria poética: por preguntarse si escribieron también mujeres cuando parecía que solo escribían los hombres, y por averiguar sus identidades. La editorial Torremozas, fundada por la poeta Luzmaría Jiménez Faro —ya fallecida—, ejerce como pionera de estos descubrimientos, e insiste en un nombre nuevo y desconocido: Margarita Ferreras, de quien acaban de publicar Pez en la tierra.

Pez en la tierra fue publicado —por primera y última vez, hasta esta reedición de Torremozas— en las históricas prensas de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez. Corría el año 1932, y la figura de Margarita Ferreras era una de las más atractivas del círculo de la Generación del 27: aunque no pertenecía al considerado «núcleo fundacional», desde Torremozas se subraya que «se la debe considerar afín a esta». Ferrera nació en Alcalices (Zamora) en 1900, y participó del prolífico ambiente cultural del Madrid del primer tercio del siglo XX. El Ateneo de Madrid, la Residencia de Señoritas o el Lyceum Club se convirtieron para ella —y para tantas otras mujeres valientes— en lugares habituales.

De esta forma, la autora de Pez en la tierra frecuentó a los intelectuales más importantes de esta época, como Gregorio Marañón, o a los más destacados políticos, como Manuel Azaña. Los avatares históricos que sobrevendrían con el final de la II República, la Guerra Civil y la Dictadura posterior, sumados a una personalidad adelantada a su tiempo y al protagonismo de su enfermedad mental, condenaron a Margarita Ferreras a un completo olvido, pese a la calidad de poemas como este:

No moriré mientras tú vivas.
Desesperadamente
mis raíces se alargan.
Eres agua y te busco.
Me revuelco como un pez en la tierra
cuando tú pasas.

Esta edición de Pez en la tierra suma dos textos reveladores a los poemas de Margarita Ferreras: el recuperado prólogo original de Benjamín Jarnés, y una introducción desde el presente, a cargo del poeta Fran Garcerá. En ella, Garcerá —tras una exhaustiva investigación— parte de los pocos testimonios que se tenían de Margarita Ferreras y otros completamente nuevos: su procedencia, su vida en Madrid o su correspondencia inédita a María de Maeztu y a Miguel de Unamuno, ofrecen algo más de luz a una biografía que ha quedado entre sombras.