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La poesía de Meret Oppenheim

'Un extraño continente', imágenes surrealistas se transforman en versos.

15 de octubre de 2019. Estandarte.com

Qué: Un extraño continente Autora: Meret Oppenheim Editorial: Tresmolins Año: 2019 Páginas: 150 Traductora: Cecilia Dreymüller Precio: 18,50 €

Un extraño continente, de Meret OppenheimTresmolins lo ha vuelto a hacer: nos ha enamorado con la delicada edición de su nuevo libro: Un extraño continente, que recoge la poesía de la artista Meret Oppenheim (Berlín, 1913-Basilea, 1985). “…Como mujer una tiene el deber de demostrar con su forma de vivir que no considera válidos los tabúes con los que durante miles y miles de años las mujeres han sido mantenidas en un estado de sumisión. La libertad no te la dan, te la tienes que tomar”, esta cita, recogida en la faja del volumen, es una perfecta tarjeta de presentación para una artista que se sublevó por la situación de la mujer en una sociedad patriarcal y reivindicó el erotismo femenino.

Cecilia Dreymüller –editora y traductora del libro– firma el prefacio: un texto en el que recuerda quién fue esta artista, su importancia dentro del movimiento surrealista y esa ansia de libertad, reconocible en su obra plástica –fuera cual fuera el formato que tocase: pintura, escultura, collage, performance, diseño de joyas…– y en sus escritos. Vanguardista y transgresora, Oppenheim relacionaba las distintas vertientes de su obra en una “coherencia creativa pasmosa” –como la define Dreymüller–, por eso es especialmente interesante que en este volumen se incorporen ocho láminas que reproducen cinco óleos, una litografía, un grabado y una tinta china y témpera sobre papel y que complementan y arrojan luz sobre las palabras que les siguen.  

Editado en alemán y castellano, con algún poema también en francés, la obra se ordena cronológicamente y nace en la etapa parisina, de 1933 a 1937. Oppenheim, creció en Suiza en un entorno creativo, se había relacionado con personajes como Hugo Ball –uno de los fundadores del movimiento Dadá–, el escritor Herman Hesse y había conocido las teorías del psicoanálisis de Carl Gustav Jung. Cuando se fue a estudiar arte a París ya llevaba en su mochila una concepción onírica de la realidad, por eso, con apenas veinte años, se hizo un sitio en el movimiento surrealista con André Breton, Max Ernst o Man Ray… Independiente y con voz propia, fue una adelantada en su tiempo que difuminaba la frontera entre cultura y naturaleza y entre sueño y realidad ideando piezas arriesgadas como la taza, el plato y la cuchara forrados de piel (Object, Le Dèjeuner en Fourrure, París, 1936, que adquirió el MoMA de Nueva York para su colección). En sus poemas también se respira esa libertad y una seguridad que le daban alas para jugar con las palabras y crear imágenes innovadoras, quizás salidas de sus propios sueños, esos que apuntaba porque estaba segura de que eran los artistas los que soñaban para la sociedad.

“Allí [en París] elaboró Oppenheim su canon particular de símbolos y materiales, para el que recurre frecuentemente al cancionero popular y a la rima infantil; practica la escritura automática, experimenta con distintos tipos de métrica, juega con la rima, le encantan las aliteraciones”, explica Dreymüller. Todo ello supone un auténtico reto para la labor de traducción, que debe trasladar al castellano juegos y visiones oníricas sin poner en peligro su ambigüedad ni restar la variedad de asociaciones que sostienen los originales. La experiencia de Cecilia Dreymüller, su pasión por la artista (nos confesaba que es imposible traducir la poesía de alguien que no te llegue ni emocione) y la colaboración de la poeta Chus Pato y del escritor y crítico Ignacio Echevarría han logrado este magnífico resultado.  

En 1937 tras una crisis psíquica abandonó París y volvió a Suiza. Allí, según sintetiza Dreymüller, vive una época de “búsqueda de un lugar propio en el mundo del arte, y de distanciamiento de su fama prematura”. De entonces datan, por ejemplo, el vestuario para la obra teatral de Picasso Le Désir attrapé par la queue (El deseo cogido por la cola) que realizó Daniel Spoerri y se estrenó en Berna, y los poemas de la segunda parte del libro, menos luminosos pero con imágenes también inquietantes. El libro concluye con diez poemas descubiertos en el legado, de distintas fechas o sin datar.    

El volumen respeta el diseño sobrio y elegante de Sergi Gòdia de los otros dos libros editados por Tresmolins en su corta vida –se fundó en 2017, en Barcelona–: Poesía completa de Ingeborg Bachmann y Una vez más para Tucídides de Peter Handke. Sigue, así, en la línea de dar visibilidad a la literatura en lengua alemana, de alto valor intelectual en un formato que hace del libro un objeto bello. 

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