Fugaces, de Sofía Casanova

17 de diciembre de 2017. Pilar Gómez Rodríguez

La editorial Torremozas recupera con Fugaces los versos de Sofía Casanova, la primera española corresponsal de guerra. Poetisa y reportera solo fueron dos de las facetas de Sofía Casanova, porque también ejerció como novelista, actriz, enfermera o traductora esta intrépida gallega cuyos versos recupera ahora Torremozas. Este sello acaba de presentar Fugaces, un libro de 1898 que no había sido reeditado hasta ahora. Además de la introducción de la experta Amelia Serraller, el libro incorpora un anexo con fotos de la vida de Sofía Casanova, muchas de ellas inéditas en España, con lo que se convierte en un documento imprescindible para quien quiera profundizar en el conocimiento de la autora. 

Nacida en A Coruña en 1861, Sofía Casanova, autora de Fugaces, mostró desde pequeña una gran pasión por el conocimiento y las letras. Los círculos literarios y aristocráticos que frecuentaba  hicieron que conociera al filósofo polaco Wincenty Lutoslawsky con quien se casó y se marchó a vivir a Polonia. El matrimonio fue un desastre, pero la época, en el centro de Europa estaba apasionante. Casanova decide entonces hacer algo con lo que tiene, con sus manos: cuidar a los enfermos, como la enfermera de la Cruz Roja en que se convierte, y escribir lo que está viviendo en artículos que envía a ABC, aunque colaborará también con otros periódicos como El Imparcial o El Liberal.  Así se inicia una relación que se formaliza cuando Torcuato Luca de Tena le propone ser corresponsal en Europa oriental. Ella acepta. 

Su insaciable curiosidad y su coraje llevan a Sofía Casanova a instalarse en San Petersburgo donde narró la revolución bolchevique. Para la historia su crónica del encuentro con Trosky: “No se revela en él ni la voluntad, ni la inteligencia; nada, en fin, potencialmente fuerte. Podría pasar por un artista decadente, y, sin embargo, yo creo que tiene un valor irremplazable en la Rusia actual, y que no son las circunstancias precarias las que dan relieve a una medianía, sino que es la personalidad de este hombre la que se impone a aquéllas con actos de un plan político desconcertante y trascendental”.

Anticomunista declarada y pacifista a ultranza, su longeva vida le dio para presenciar aún la II Guerra Mundial, lo que supuso el fin de la colaboración con ABC. Contraria a Hitler, narró la invasión nazi de Polonia y envió su crónica, que fue rechazada: “no se podía publicar nada que perjudicara los intereses alemanes”. Conservadora y monárquica, cuando estalló la guerra civil española, Sofía Casanova mostró su apoyo a los franquistas. 

Además de tener una vida apasionante, Sofía Casanova siempre encontró hueco para cultivar su pasión por la escritura fruto de la cual es una completa obra que incluye novelas, cuentos, una obra de teatro –La madeja, que estrenó Benito Pérez Galdós–  y la poesía: si en 1906 es elegida como miembro de la Real Academia Gallega, en 1911 entra a formar parte de la Academia Española de la Poesía Española y su nombre sonó en 1925 para el Premio Nobel…