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Vozdevieja, de Elisa Victoria

La voz de una niña que narra su paso a la pubertad sin tapujos.

13 de diciembre de 2019. Estandarte.com

Qué: Vozdevieja Autora: Elisa Victoria Editorial: Blackie Books Año: 2019 Páginas: 256 Precio: 19 €

Vozdevieja, la primera novela de Elisa VictoriaLa protagonista de este libro es Marina, una niña de 9 años a la que algunos llaman Vozdevieja por su tono, por las cosas que dice y las reflexiones que hace. No le molesta, quizás porque tener un mote es prueba de que es tenida en cuenta, de que no es invisible. En su primera novela (que no su primer libro), la escritora Elisa Victoria (Sevilla, 1985) se meta en la piel de Marina y adopta su voz para contar a través de lo que le pasa y, sobre todo, de lo que dice y piensa, un caluroso verano en Sevilla con un breve salto a la playa. Es 1993. Y, como ha comentado la autora en las entrevistas que ha concedido por la buena acogida de su obra –ya en la cuarta edición–, Sevilla vivía un ambiente como de gran burbuja pinchada tras todos los fastos que rodearon a la Expo de 92, que le servía muy bien para acompañar el extraño tránsito de la infancia a la pubertad que vive su personaje y narradora.

Marina termina el curso sabiendo que el próximo ya no está con sus compañeros: le toca cambio de colegio y ser otra vez nueva. Tanto en ese fin de curso como en las coincidencias en la playa o en la calle y la piscina con la gente más o menos de edad, Marina muestra esa necesidad de ser aceptada y, en ocasiones, su forma de enfrentase a los rechazos. Pero lo que más ayuda al lector a conocerla y a apreciarla, a divertirse y a conmoverse con ella es la relación que mantiene con su abuela, con su madre y con el novio de esta.

La madre de Marina es un personaje enigmático, un poco velado en la narración, pero lo suficientemente expuesto como para percibir la luz y la fuerza que arroja sobre su hija. Está enferma y por eso la niña pasa muchísimo tiempo con su abuela. Esas horas muertas que abuela y nieta viven a salvo del calor en un piso regalan algunos de los momentos más geniales de la novela con charlas en las que, sin filtros ni prejuicios, se deja ver lo que le interesa y preocupa a una niña de nueve años, sin banalizar ni censurar. Ve dibujos animados, Los vigilantes de la playa, viste a sus muñecas, le encantan los detalles fisiológicos –esos pedos, cacas y esos ratos en el baño–, los cómics y echar un ojo a las publicaciones de adultos.

No tanto durante el tiempo que comparte con la abuela, como cuando está ella sola o con alguna amiga, hay un tema muy presente en el libro que es la inquietud sexual de Marina. La autora recuerda que el desarrollo es, en general, muy complejo y que en este tema ocurre como en otros: que hay muchas diferencias y mientras hay quienes viven su despertar sexual a los 17 años, por ejemplo, otros empiezan a preocuparse por esas cuestiones muchos antes, como le pasa a Marina. Y esa misma forma de borrar las casillas entre los temas que son de niños o de adultos, vale para hablar sin tapujos y con naturalidad sobre el paso del tiempo o sobre la muerte.

Aparte de esa tierna conexión –que no ñoña–, casi de igual a igual, entre Marina y su abuela, hay otra complicidad, la que vive con Domingo, el novio de la madre –prácticamente el único personaje masculino de la novela–, que contribuye a crear la imagen caleidoscópica de esta niña que coge de la mano al lector y que convierte una sucesión de días casi anodinos (en la novela no hay conflicto que resolver o superar) en una maravillosa lectura de prosa lúcida, a veces poética, que igual hace reír que consigue cuajar los ojos. Todo en un bello envoltorio: la portada del libro utiliza uno de los vestidos que la abuela de Elisa Victoria (tan buena costurera como la de Marina) cosió para su nieta. Muy buena la edición de Blackie Books.  

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