Matar a papá, Carina Bergfeldt

25 de octubre de 2013. Estandarte.com

Matar a papá, de la joven autora sueca Carina Bergfeldt, fue publicada en primer lugar por una pequeña editorial sueca y se convirtió en un éxito gracias al boca oreja, tras un estratégico cambio de editorial y portada en la edición de bolsillo.

Hoy se ha convertido ya en un fenómeno de ventas en Suecia. La editorial Norstedts (los descubridores de Stieg Larsson) ha adquirido los derechos digitales de Matar a papá, junto con el resto de la trilogía, y prepara ya un gran lanzamiento del segundo volumen. Mientras, los derechos han sido cedidos a países como Alemania, Italia, Francia, Noruega, Holanda o República Checa, y en los pasillos de la feria de Londres no se dejaba de hablar de una gran producción internacional para llevarla al cine.

La editorial española Seix Barral compró los derechos de Matar a papá, y es la primera entrega de una serie de #novelanegra que quiere romper con los estereotipos del género. Así lo explica Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral: “Matar a papá es la novela negra más original que he leído en mucho tiempo, no sólo porque nos alejamos del clásico inspector malhumorado del género con tres protagonistas femeninas, sino porque en esta ocasión la posible asesina es uno de “los buenos”. Carina tiene sentido del humor, chispa, profundidad y es capaz de mostrar las partes más oscuras del alma humana con una escritura envidiable. Lo cierto es que se lee con enorme suspense hasta el final. Soy super fan”.

En Matar a papá el cadáver de una mujer aparece bajo un bloque de hielo en un lago. Tres mujeres, dos periodistas y una policía, investigan el caso. Mientras, una de ellas planea matar a su padre. No sabemos quién es, pero seguimos su macabro plan, el que debe elaborar cualquier persona normal que un día decide convertirse en asesino…

Carina Bergfeldt nació en 1980. Es la periodista estrella del principal periódico sueco, Aftonbladet. Ha sido galardonada con el con el Aswedish Grand Journalism Prize 2012, por ser la única periodista que se infiltró entre las víctimas de la matanza de Noruega pasando la primera noche con ellas, y con el premio Årets stilis, que reconoce la calidad estilística de su trabajo periodístico.