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Mademoiselle Coco y la pasión por el número 5

Una vida de “novela” convertida en apasionante novela.

04 de marzo de 2021. Estandarte.com

Qué: Mademoiselle Coco y la pasión por el número 5 Autor: Michelle Marly Editorial: Ediciones Maeva Año: 2019 Páginas: 352 Traductora: Lidia Álvarez Grifoll Precio: 20 €

Mademoiselle Coco y la pasión por el número 5, de Michelle Marly.Gabrielle Chanel, más tarde Coco, tuvo una vida larga e intensa, que empezó en 1883 y terminó en 1971. En esos años no faltaron problemas, sombras, amistades, amores… Tampoco careció de arranque y visión para convertirse y convertir sus diseños en iconos de la moda. Cambió el modo de vestir de la mujer, lo hizo cómodo, sencillo, elegante, sin artificios ni adornos innecesarios: sombreros de línea pura, zapatos, perlas, cadenas, bolsos, chaquetas ribeteadas, pijamas, pantalones, las rayas o el indispensable vestido negro, “la petite robe noire” reflejan una personalidad adelantada a los tiempos. Y junto a todo esto, un número, un perfume, el número 5, del que se ha servido la escritora alemana Michelle Marly para articular su historia y retratar aquella época.

Ya en el prólogo de la novela, situado en 1897, durante la estancia de la protagonista en un orfanato, la autora nos encamina de forma sugerente hacia ese número 5 y hacia ese perfume que enamoró, entre otras muchas, muchísimas, mujeres, a Marilyn Monroe:

“Uno, dos, tres, cuatro, cinco… uno, dos, tres, cuatro, cinco…

De su boca no salía ningún sonido, solo movía los labios. Contaba en silencio las piedras del mosaico que veía a sus pies.

Cantos rodados, desiguales, pisados a lo largo de un milenio, incrustados en el suelo, creando formas geométricas o imágenes místicas.

Aquí, cinco estrellas; allí, cinco flores; en otro sitio, un pentágono. (…) Las rosas, por ejemplo, tenían cinco pétalos; las peras y las manzanas eran frutas de estructura pentagonal. Las personas tenían cinco sentidos y en todas las misas se hablaba de las cinco llagas de Cristo…” Todos los cinco posibles menos uno, el del amor y de Venus, que las monjas no le habían enseñado.

A partir de aquí, la autora bucea en la vida de Chanel, retrata la monotonía de los años de internamiento; el olor mal disfrazado con jabón barato (¡qué importantes se hicieron para ella los aromas de las plantas!); la tristeza por el abandono del padre tras la muerte de su madre y la esperanza por salir de allí algún día. Un sueño que se hizo realidad cuando vio en la costura el pasaporte para el futuro. La aguja le gustaba y en la delicadeza de puntillas y telas veía reflejada la imagen de su madre.

Salió del convento, supo moverse, crecer, seguir en la brecha, conseguir apoyos, afianzar su concepto de la elegancia y romper con conceptos arcaicos, con diseños libres, sin ataduras ni corsés.

Alrededor de esta fascinante mujer, menuda y frágil, estrecha de caderas, de poco pecho y pelo corto, negro y brillante, casi parecida a un chico (así la ve en el libro Étienne Balsan, amigo y amante que financió su primera tienda), vemos desfilar a sus amistades, a sus amores, a personajes como Picasso, Stravinski, Diáguilev, o el poeta Paul Reverdy.

De narrativa y lectura ágil y atrayente (no en vano Marly es una experimentada escritora que creció y se movió con desenvoltura en el mundo del cine, la música y la alta costura), Mademoiselle Coco (Ediciones Maeva) va contando la irresistible ascensión al punto de que  la ciudad, Paris, se rinde  a sus pies; comparte con el lector el impactante dolor que le causó la muerte en accidente de su amante, Arthur Capel, un hombre casado, jugador de polo, diplomático británico, un eterno joven al que todos conocían como Boy. Relata su hundimiento, un derrumbe anímico del que le libra la idea de crear un perfume único que inmortalice su amor. Busca la esencia perfecta. Viaja a Venecia, conoce a Dimitri Romanov y a Ernest Beaux, un químico que le presenta diez fragancias, y ella –¿casualidad?– elige la número cinco para poner en marcha el proceso creativo que culminó con un delicioso aroma encerrado en un precioso  frasco de cristal biselado,  el Chanel nº 5…

“Era lo que estaba esperando. Un perfume como ningún otro. Un perfume de mujer con esencia de mujer”. Coco Chanel.

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