Las hijas del agua, de Sandra Barneda

26 de marzo de 2019. Estandarte.com

El último trabajo literario de la periodista y escritora Sandra Barneda, recientemente publicado por Suma de Letras, lleva por título Las hijas del agua. Se trata de la tercera parte de una tetralogía protagonizada por mujeres y que tiene como nexo de unión los cuatro elementos de la naturaleza: aire, tierra, agua y fuego. La primera entrega supuso el debut literario de Barneda. Reír al viento cosechó un gran éxito de ventas y crítica, y tuvo continuación con La tierra de las mujeres. En esta ocasión, Las hijas del agua toma este elemento como protagonista en el contexto de la ciudad del agua, Venecia, un lugar por el que la autora muestra un especial cariño desde que lo descubriera en un viaje de juventud y a la que dedica palabras emocionadas: “Venecia tiene mil caras, tantas como las máscaras que usaban sus habitantes. Obstinada, bella, caprichosa, culta, libertina, esquiva, húmeda, melancólica, decadente, y nada prudente. La Serenísima no se abría a cualquiera, pero todos terminaban rindiéndose ante ella. Muchos habían querido conquistarla, pero todos habían fracasado”.

En ese lugar privilegiado y acuático se desarrolla una trama donde hay lugar para las aventuras, el suspense y también la reivindicación femenina y feminista. Las mujeres que habitan Las hijas del agua están unidas por una lucha común: protegerse unas a otras, salir del ostracismo en el que vivían y reunir el valor necesario para ser dueñas de sus propias vidas.

La acción arranca con uno de los suntuosos palacios venecianos, en los que va a tener lugar uno de los famosos bailes de máscaras. Estamos en 1793 y Arabella Massari espera la llegada de los invitados. Ha organizado una gran fiesta. Entre los asistentes se encuentra Lucrezia Viviani, la hija del mercader Giuseppe Viviani, que acude con su prometido Roberto Manin. Durante el festejo, Arabella descubrirá que esa joven tímida es la elegida para ser su sucesora y mantener el legado de “las hijas del agua”, una hermandad secreta de mujeres que luchan por su libertad, se empeñan en no ser consideradas seres inferiores y en mejorar la vida de todas ellas.

Esa lucha, que se desarrolla principalmente en términos de ficción, recibe también impulso de mujeres reales y ejemplares que están presentes en el relato como Elisabetta Caminer (1751-1796), noble veneciana periodista y editora que desde bien joven “había escrito artículos de toda índole en L’Europa Letteraria, periódico que dirigió su padre, el bueno de Domenico. Cuando este murió, y haciendo caso omiso a los murmullos de los demás, se encargó ella del periódico, sabiendo que tarde o temprano pagaría un precio por ello”. También Olympe de Gouges, la filósofa francesa feminista y autora de la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana aparece en el libro. Murió en el 1793, que es cuando arranca la acción, al igual que María Antonieta. Barneda une estos asesinatos de mujeres fuertes y poderosas con los de una serie de cadáveres que mujeres que aparecen en los canales de Venecia para lograr el ambiente de suspense que recorre todo el libro.

Periodista antes que escritora, Sandra Barneda nació en Barcelona, donde se licenció en periodismo por la Universitat Autónoma. A trabajar en los medios comenzó con apenas 18 años, en una emisora de radio y desde hace diez es uno de los rostros más conocidos de Mediaset.  En Telecinco ha presentado todo tipo de programas, desde actualidad política hasta entretenimiento. Desde su productora ha realizado documentales, publicidad y cortometrajes. Ha trabajado en Catalunya Ràdio, Antena 3, Telemadrid, 8tv, TV3, TV2. Y ha colaborado con artículos en Smoda de El País, El Periódico de Catalunya, Elle y Zero.

Además de las novelas ya mencionadas, Barneda también ha escrito no ficción, Hablarán de nosotras trata sobre mujeres y pecados revisando una serie de personalidades femeninas a las que la autora denomina “mis pecadoras virtuosas”. Después de la incursión en el ensayo, Barneda recupera la ficción y su ambicioso proyecto de tetralogía con Las hijas del agua.