La chica a la que no supiste amar, de Marta Robles

10 de agosto de 2021. Estandarte.com

La escritora y periodista Marta Robles nos presenta su tercera entrega del detective Roures en La chica a la que no supiste amar. Al detective Tony Roures ya lo conocíamos de A menos de cinco centímetros y La mala suerte. Un detective adicto a la leatad que resulta en esta novela igual de consistente que en las anteriores pero del que ahora la autora nos muestra un pasado del que no se siente orgulloso. 

En La chica a la que no supiste amar, Marta Robles ha entrado de lleno en un mundo sórdido que a menudo pretendemos que nos resulte ajeno pero que está muy presente en nuestras sociedades: el de la trata de mujeres con fines de explotación sexual y la prostitución (que tanto se necesitan, pues no es posible la una sin la otra, como denunciaba la autora en su presentación en Madrid), mostrando una miseria moral y unos comportamientos delictivos que sólo son sostenibles en una sociedad que individualmente presta apoyos a diferentes niveles (médico, judicial, policial, etc.) y que, en conjunto, mira para otro lado. 

En La chica a la que no supiste amar el detective Tony Roures recibe de madrugada la visita de un viejo amigo, Alberto Llorens, un fotógrafo al que creía felizmente casado con una rica empresaria de Castellón. La triste realidad, según le cuenta, es que tiene problemas conyugales y se ha convertido en un asiduo del club de alterne más famoso de la zona. Allí conoció a Blessing, una joven nigeriana, explotada por una organización de trata y atada a la deuda del viaje y a un ritual de vudú. Si el lector se pregunta cómo es posible que alguien pueda creer en el vudú le valdrá la contestación de la propia Marta Robles: "¿por qué no iba a creer una nigeriana en el vudú como una española en el horóscopo?"

Tras ser brutalmente operada de un cáncer de mama y convertirse en «mercancía estropeada», Blessing es asesinada. Es entonces cuando Llorens recibe amenazas y busca a Roures. Este comienza una peligrosa investigación que revelará una trama criminal de trata de mujeres donde casi nada es lo que parece.

Si en A menos de cinco centímetros la autora nos hizo un exhaustivo recorrido por los libros y sus ediciones más emblemáticas de la historia de la literatura, en La chica a la que no supiste amar nos lo hace por una auténtica banda sonora que va desde Bad Buny a Sharon Van Etten pasando por Los Beatles, Roy Orbison, New York Dolls, Prefab Sprout, The Manhattans o The Smiths, entre otros. 

Para escribir La chica a la que no supiste amar, Marta Robles se basó en el relato de cinco chicas nigerianas que narraron sus desgarradoras historias. La autora no oculta que con esta novela ha querido hacer una denuncia social de la manera que ella sabe: escribiendo. Sostiene además que es la manera más eficaz, porque supone pasar de los fríos datos estadísticos a historias personales, entendiendo que será más fácil comprender esta realidad a través de la historia de una mujer nigeriana prostituida tras conocer su penoso recorrido ("La Mami manda a recogerla. Y ella se va, por fin, con ella. Cree que ha salido del infierno. No sabe que le toca bajar un peldaño más abajo. Abrasarse en las llamas."), sus sentimientos y sus miedos que por medio de una estadística que nos hable de miles de estas mujeres, porque "le gusta al frío monstruo entrar en calor al sol de las conciencias limpias", escribió Nietzsche.