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'Hermano de hielo', de Alicia Kopf

Diseccionada por la periodista y catalizadora de proyectos Inma Flor.

18 de octubre de 2016. Inma Flor

Qué: Hermano de hielo. Autora: Alicia Kopf, que también traduce del catalán al castellano. Editorial: Alpha Decay. Año: 2016. Páginas: 256. Precio: 19,90 €

«Mi hermano es un hombre atrapado en el hielo. Nos ve a través de él. O, más exactamente, en su interior hay una fisura en la que a veces hay hielo. Él está y no está».

«La discapacidad se suele entender como aquello que impide a un individuo ser autosuficiente y, por lo tanto, tener destrezas por las que los demás —la sociedad— quieran pagar. Aunque viéndolo así, en el sentido económico, muchos nos podríamos incluir en esa categoría. También hay gran cantidad de discapacitados que cobran nóminas muy abultadas; discapacitados emocionales severos, cretinos de distintos niveles que dirigen empresas y países. Así que la discapacidad por uno u otro motivo parece una característica bastante extendida entre la mayor parte de la población, incluida yo misma, si nos atenemos al hecho de que nadie es totalmente independiente y funcional del todo».

«La obsesión polar de Frederick Cook empezó cuando su primera mujer y su hijo murieron durante el parto. Este médico inició sus exploraciones precisamente como cirujano en una expedición de Robert Peary. La llamada ‘controversia polar’ sobrevino cuando, años más tarde y en expediciones distintas, tanto Peary como Cook volvieron simultáneamente del Ártico en 1909. Los dos afirmaban haber sido los primeros en llegar al Polo Norte».

Estos tres fragmentos del «debut literario del año» —así de exultante se muestra la faja de la primera novela de Alicia Kopf, alter ego de la artista multidisciplinar Inma Ávalos (Gerona, 1982)— sirven para marcar los dos grandes temas del libro que interactúan a través de la metáfora —el autismo y las expediciones polares— que, finalmente, remiten a otros: el ámbito doméstico como «el territorio más difícil de habitar», la precariedad laboral, pero también la emocional y la falta de referentes fijos que permitan agarrarse y vivir, más que sobrevivir. Aunque, en realidad, la gran protagonista del libro es la propia autora —sus elucubraciones acerca de lo que le ocurre, piensa y siente— y su propia lucha por conquistar un lugar y una voz propios.

A lo largo de sus más de doscientas páginas, mucho y bueno. Aunque algunos lo hayan tachado de quedarse en sociología ramplona y superficial, para mí no es sino el fiel reflejo de su generación, tanto en en contenido como en continente, y para otros es mucho más que eso: en su edición en catalán, ha recibido el Premio Documenta 2015 y el Premio Llibreter 2016. Licenciada en Bellas Artes y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Alicia Kopf perfila en Hermano de hielo una psicogeografía a modo de collage, de literatura fragmentada e hipervínculo donde la distancia comunicativa y el aislamiento respecto a una sociedad que nos abraza con manos de hielo remite a una reformulación de la épica a través de lo personal y de la resistencia, una épica que se pone en paralelo a la de los aventureros que lucharon contra la naturaleza inhóspita de los polos. La alusión a un fragmento del poema Ulises de Tennyson no es baladí, hila a la perfección uno con otro: «To strive, to seek, to find, and not to yield». Es decir, luchar, buscar, encontrar, y no ceder.

En este caso, y en todos, la narración es un «lugar donde construir ficcionalmente la memoria, que es parcial y voluble, y que será reinventada de nuevo en el texto y por ello siempre destruida de nuevo en el texto». Y es que Hermano de hielo nos habla de abismos, de volver a empezar, de no rendirse, de no pasar página y hacer como que nada ha ocurrido. Todo muy personal, muy íntimo, pero desde una perspectiva artística que juega con los datos, con la Wikipedia, con el trabajo obsesivo que conlleva documentarse sobre algo tan apasionante como las expediciones a las zonas polares, pero también sabiendo «que es mucho más fácil llegar al ártico que a ciertas regiones de uno mismo».

Estamos ante un libro cuya heterodoxa estructura es, a ratos, la de un dietario que da forma y deforma, y siempre una cascada desbordante de información, frías pasiones, temores rumiados y realidades precarias e irónicas —«...producimos instalaciones artísticas de denuncia por desahucios de la crisis que serán finalmente compradas para la colección de un grupo de banca de inversión multinacional»— que, inesperadamente, deja las últimas páginas para un final reivindicativo y ya sin poética que nos baja a la cruda realidad del rol de los cuidadores 24/7 —¿o debería decir cuidadoras, así en femenino?— cuyo abandono por parte del Estado es ya clamor popular.

Vila-Matas ha descrito la novela de manera contundente: «En otro país, este libro habría cambiado incluso el curso de su historia. Kopf explora a fondo los últimos sótanos del frío, allá donde todo lo inexplicable cobra sentido». Me confirman desde Alpha Decay que la editorial inglesa que publica a Vila-Matas, And Other Stories, ha comprado los derechos de Hermano de hielo. Parece, entonces, que la primera novela de Alicia Kopf sí que cuenta —1, 2, 3, 4...—, pese a todas las críticas —constructivas o no— recibidas. ¿Estaremos ante un Bartleby de esos que tras haber escrito una vez ya no lo hace dos? Intuimos que no será así, hubo un previo lleno de relatos, Maneres de (no) entrar a casa, y sospechamos que habrá un post: la verbalización por parte de la autora de un futuro no muy lejano lleno de letras y nuevos proyectos durante la presentación del libro en Tipos Infames (Madrid).

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