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Catedrales, de Claudia Piñeiro

El dolor, el amor, la cobardía y la hipocresía rodean una muerte.

21 de septiembre de 2022. Estandarte.com

Qué: Catedrales Autora: Claudia Piñeiro Editorial: Alfaguara Año: 2021 Páginas: 336 Precio: 17,95 € (papel), 9,49 € (eBook)

Con Catedrales, su autora, Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960), traza un retrato de una sociedad, de una familia dominada por los prejuicios de clase, la hipocresía, la falsedad, la justificación y el encubrimiento.

Habla también sobre el recuerdo, el amor y la lucha por la verdad que enfrenta a cada uno de los personajes –Lía, Mateo, Marcela, Elmer, Julián y Carmen– que protagonizan, hablando en primera persona, cada uno de los capítulos.

Galardonada en 2021 con el Premio Dashiell Hammett en la Semana Negra de Gijón, la novela es una potente voz de alarma contra los tabús religiosos y sociales que siguen vigentes.

Y Piñeiro sabe cómo hacerlo, cómo entretejer una historia familiar y negra que, más allá de la aparición en un descampado de una joven parcialmente quemada y descuartizada, sirve para revelar, paso a paso, capítulo a capítulo, la causa de esa muerte y los recovecos por los que se mueve el pensamiento de cada uno de ellos.

Catedrales atrapa desde la primera línea, cuando Lía exclama: «No creo en Dios desde hace treinta años. Para ser precisa debería decir que hace treinta años me atreví a confesarlo. Tal vez no creía desde tiempo atrás. No se abandona ‘la fe’ de un día para otro. Al menos no fue así para mi [...]».

Y cuenta que fue un proceso lleno de temor; que la pérdida definitiva llegó como un mazazo cuando le anunciaron la aparición del cuerpo sin vida de Ana, su hermana menor, y que así lo dijo, en voz alta, al día siguiente, en su velatorio.

Su relato, su huida a Santiago de Compostela, su afán por recomponer una vida rota, el cierre en falso de la investigación, las cartas a su padre (que sigue intentando conocer la verdad), el constante recuerdo de Ana, el resquemor hacia su otra hermana, Carmen, su trabajo o su librería hablan de una vivencia devastadora que dio al traste con sus anteriores proyectos.

Junto a la voz de Lía encontramos la de Mateo, su sobrino, un chico que huye de unos padres opresivos; la de Marcela, la mejor amiga de Ana, conmovedora en su dolor; la de Elmer, expolicía, dando respuesta, años atrás, a las preguntas que quedaron en el aire. Quedan Julián, antiguo sacerdote, un ser irresoluto, libre de cualquier culpa –siempre son los otros–, cobarde y machista, y Carmen, dura, resolutiva, religiosa casi hasta el fanatismo. Los dos forman un matrimonio “a todas luces ejemplar”, y, sin embargo, con mucho que ocultar.

Son historias, vidas que contar y justificar, maneras de ver a los otros, de plantear la religión y, sobre todo, de retratar a Ana, la auténtica protagonista de Catedrales.

Una carta de Alfredo destinada a Lía y Mateo (hija y nieto) pone el punto final a un relato duro, dramático y doloroso magistralmente desarrollado por Claudia Piñeiro, una escritora que usa la riqueza del lenguaje, el sentido crítico y la imaginación narrativa para denunciar todo lo que de nefasto e injusto pervive en la sociedad, intenciones y sentimientos que también encontramos en otras novelas suyas como Las viudas de los jueves, Las grietas de Jara, Las maldiciones, Un comunista en calzoncillos, Elena sabe o Quién no, todas publicadas por Alfaguara.

Un último apunte, esta novela sugiere otra recomendación literaria: el libro de relatos, Catedral, de Raymond Carver, que hace acto de presencia –y nos incita a leerlo– en uno de los capítulos, ese en el que Mateo recorre Europa desde Polonia hasta Santiago de Compostela, en un camino, un itinerario dibujado a medias con su abuelo, “el de las catedrales más lindas de Europa” que le llevará a un emotivo y clarificador encuentro.

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