Calypso, de Rafael de Jaime Juliá

14 de febrero de 2021. Estandarte.com

Rafael de Jaime Juliá lleva a Everett Finch, un famoso escritor norteamericano, a la costa de Alicante, a la casa de verano de su amiga Lee, también norteamericana, que dejó su país y su carrera de actriz al casarse con Alfonso, padre de un adolescente, Darío, que tendrá un papel clave en esta historia. La novela comienza presentando al personaje principal con un extracto de la entrada que Wikipedia le dedica y que, entre otros datos, recuerda que era “conocido tanto por su extravagante estilo de vida como por su obra literaria”.

Después es Everett quien, a través de las cartas que escribe a su pareja, Jack, va relatando la historia de ese verano de 1967 en el que, en un enclave privilegiado (una casa fantástica volcada al mar) y con la compañía de su amiga, encuentra el impulso para dar un buen empujón a la novela en la que está trabajando, Manhattan follies. En los años sesenta, otro escritor norteamericano, Truman Capote, se refugió en la Costa Brava para, alejándose de la vida que llevaba en Nueva York, lograr escribir. En él –aunque sus historias y desenlaces son distintos– se inspira el personaje protagonista; pero tiene un poco de otros, entre ellos, del autor de la novela.

En sus cartas, Everett Finch comparte con Jack los planes que hacen en Calypso; las charlas, reflexiones y confidencias con su amiga y su hijastro; recuerda desde ese refugio la vida en Nueva York y así refleja un estilo de vida que poco tiene que ver con el de la España de finales del franquismo que Finch conoce por algunos personajes (Alfonso y un torero) y por lo que Lee cuenta y teme. Hay espacio para recrearse en el paisaje, en la arquitectura, en la gente con la que allí coincide –es un genial retratista–, en los cócteles o en la comida; para chismorreos y elucubraciones sobre el paso del tiempo y las etapas de la vida, para recrearse en literatura y música, y hacer digresiones sobre la respuesta social ante la homosexualidad.

Enlazando un tema con otro como lo haría un buen conversador, Everett es arrebatador y algo excesivo al hablar (escribir en este caso) y tiene la habilidad de plasmar con pasión y fidelidad los estados de ánimo y sentimientos; se expresa con la confianza y complicidad que le da el suponer que solo se dirige a su pareja.

Otra incursión en la Wikipedia; una entrevista publicada en Paris Match; cuatro días del diario de Nina van der Bosch –una amiga que recala en Calypso–, y un extracto de un artículo en Vanity Fair (que cierra el libro) interrumpen en distintos momentos el discurso epistolar y otorgan a la novela una estupenda originalidad narrativa, mientras ofrecen otros acercamientos hacia el personaje y terminan el dibujo del ambiente en el que solía moverse. Pero esas miradas poco saben de ese verano y de cómo terminó la estancia del escritor en Calypso. La última carta, ya escrita desde Francia, es la que lo desvela en un relato intenso.

Calypso es la primera novela de Rafael de Jaime Juliá (Madrid, 1981) y la ha publicado en la colección Asterisco de Niños Gratis*, con una edición y un diseño cuidadísimos –del que se ocupan los hermanos Paadín–, de pequeño formato (9,5 x 15 cm) y con una sobrecubierta desplegable con motivos que tienen que ver con el argumento. En la de Calypso está dibujado un torero, un cangrejo, muchas cartas… La editorial se presenta de forma directa y segura en su web: “Hacemos libros. Todos buenos”. Desde luego, este lo es.