'Rat Girl', el debut de Kristin Hersh

14 de agosto de 2012. Estandarte.com

Alpha Decay no ceja en su empeño de descubrir la faceta literaria de quienes ya triunfan en la música, publicando el próximo mes de septiembre Rat Girl, una novela con tintes autobiográficos firmada por Kristin Hersh; se trata de una de sus líneas editoriales más representativas, justo con la apuesta por la literatura estadounidense más underground o el ensayo sociológico de modernidad rabiosa.

No tan conocida en nuestro país como Antonio Luque —referencia indie bajo el seudónimo Sr. Chinarro, y que publicó su primer libro de cuentos con el sello barcelonés— o Micah P. Hinson, Kristin Hersh es la popular cantante de Throwing Muses, una de las bandas que removió el indie norteamericano en los años ochenta, además de cantautora con nueve discos publicados.

Una trayectoria que comenzó en 1985, a los diecinueve años, justo cuando se enciende la mecha narrativa de Rat Girl. Todos auguraban a Kristin Hersh un futuro prometedor en el negocio de la música: su grupo, Throwing Muses, despegaba con fuerza entre la crítica musical norteamericana. Sin embargo, esta hija de familia hippie poco convencional —se crió en una comuna— no podría prever que no le aguardaba la fama, sino un panorama tan amargo como inesperado: en el mismo año se le diagnostica síndrome bipolar y se queda embarazada.

Igual que Kristin Hersh mezclaba antidepresivos con vitaminas para el embarazo —y que este cóctel se confundía con la rutina diaria—, Rat Girl brota con una prosa delicada, cuidada e intimista, que al mismo tiempo recorre una singular, surrealista y delirante historia: la de quien, llamada para el éxito en el mundo del rock con Throwing Muses, consideró que sus triunfos los marcaban la autosuperación y la supervivencia.

El músico y escritor Wesley Stace consideró que Rat Girl es un libro bello, honesto, y calificó estas memorias de divertidas, extrañas, nerviosas, todo lo que un fan no se atrevería a esperar. Sin embargo, estas memorias de Kristin Hersh no se limitan a saciar la sed de los fanáticos, sino que cuentan —y muy bien— un viaje apasionante por el caos mental y lo que hay al otro lado, según el crítico musical británico Simon Reynolds.