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Tres cadáveres para Arancha

Álvaro Panadero se centra en la adolescencia y un protagonista silente.

29 de septiembre de 2021. Estandarte.com

Qué: Tres cadáveres para Arancha Autor: Álvaro Panadero Editorial: Libros Indie Año: 2020 Páginas: 198 Precio: 15 €

Tres cadáveres para Arancha, de Álvaro PanaderoEsta es, probablemente, la novela juvenil más a la contra de este género literario que encontraremos en la actualidad. Tres Cadáveres Para Arancha, es la segunda novela de Álvaro Panadero, publicada por la editorial Libros Indie. Su primera novela, fue de coautoría con Juan Miguel García, 50/50, una exploración desde el realismo sucio sobre la generación actual y con cierto poso existencial. En esta ocasión, Álvaro Panadero ha hecho lo propio, pero con la adolescencia y centrándose en un peculiar protagonista silente y de su divergente percepción de la realidad.

Es una novela de madurez, en la que se incide en aspectos muy precisos de la adolescencia, desde una óptica que no dulcifica, ni censura, las inherentes contradicciones del comportamiento adolescente. De hecho, su protagonista, Darío, un chico de 16 años, podría emparentársele fácilmente con el Holden Caulfield de El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger. Por lo tanto, sí, se aborda hasta cierto punto la incipiente sociopatía adolescente. Eso sí, no exenta de sentido del humor, visceral, negro y tremendamente incorrecto.

También es importante destacar, que este Darío, o Kenny, como lo apodan sus conocidos, no es sino un reflejo de la denominada, generación millenial, que a finales del 2000 estaba próxima a la edad adulta.  Así mismo, el estar narrada en primera persona facilita enormemente el acceso al lector, en la línea de lo que hiciera Salinger con Caulfield.

No obstante, aquí sí que hay matices importantes, y es en el uso del lenguaje, así como de la descripción del entorno, que muchos pueden llegar a enlazar más con el tono y algunos recursos literarios de Historias del Kronen, de José Ángel Mañas. Con quien comparte temáticamente también el hastío de la juventud y situaciones que se llevan al límite en contadas ocasiones.

Tampoco se deja de lado la relación entre padres e hijos, donde se remarca la evidente separación de la jungla juvenil del instituto, con respecto a la comodidad del hogar. Y por supuesto, las dificultades del entendimiento entre padres e hijos en esta etapa de la vida. En este sentido, se podría entroncar hasta cierto punto con la novela corta Matar al padre, de Amélie Nothomb. No tanto por manifestar de nuevo la dificultad en la relación padre-hijo que pertenece a la subtrama de la novela, sino por la relación entre alumno-profesor, que es expresada por Nothomb en la dinámica discípulo-maestro con los personajes de su obra.

En última instancia, y siendo este otro de los temas centrales, se aborda la confusión y la distorsión de la atracción, con el de obsesión-enamoramiento. Con ecos a El túnel, de Ernesto Sábato, de donde procura tomar los efectos negativos del proceder obsesivo y del malsano malestar que generan y las consecuencias que pueden tener.

Es aquí, donde Arancha, persona y objeto de deseo de Darío, muestra la complejidad de la adolescencia femenina. Procurando indagar, sin quedarse en la superficie, en el adolecer de estas personas en proceso de formación y de lo arduo, y dificultoso, que supone aceptar esta condición. Sin tampoco en presentar un estereotipo manido o refrito de personajes vistos hasta la saciedad en series y películas: esa chica difícil a la que es imposible conquistar. Nada más lejos.

Panadero, como docente de formación que es, también se permite poner los puntos sobre las íes, en torno a la problemática del acoso escolar. Así como una soterrada crítica desde el punto de vista del alumnado hacia el sistema educativo.

Quizás, uno de los problemas de esta novela, sea que no encuentre su público juvenil. Por otra parte, Panadero se arriesga demasiado en determinados apartados, jugando demasiado con la ambigüedad, lo cual puede resultar exasperante para quién no busque reflexionar a través de la lectura.

Añadan unos cuantos elementos de intriga y de thriller, una pizca de la recurrencia de “el doble o gemelo” de Philip K. Dick, la estructura, y un aliño de surrealismo del Buñuel de Ensayo de un crimen (1955); y este será el resultado. Una novela fresca, dinámica, de personajes sólidamente construidos y que intenta dar una vuelta de tuerca al género juvenil, profundizando en aspectos propios de la adolescencia y de las pulsiones derivadas de esta etapa. Si son amantes de series como The End Of The Fucking World o Por 13 razones, disfrutarán de ella enormemente.

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