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Teoría de la gravedad, de Leila Guerriero

En esta antología de artículos hay una fe inmensa en el poder de la escritura.

01 de julio de 2021. Estandarte.com

Qué: Teoría de la gravedad Autora: Leila Guerriero Editorial: Libros del Asteroide Año: 2019 Páginas: 204 Precio: 17,95 €

Teoría de la gravedad, de Leila GuerrieroA veces parece que, de tanto usarlas, hay palabras que pierden su sentido. Se quedan manidas. En este conjunto de artículos, Leila Guerriero (Junín, Argentina, 1967) demuestra su complicidad con el lenguaje y un dominio que permite que la misma sensación aparezca en muchos de estos textos breves, pero descrita de una forma nueva cada vez y que en todas ellas llegue con viveza a quien espera al otro lado del papel.

Sus palabras no están gastadas: brillan y oprimen, alivian y afligen con precisión, frescura, intensidad y fortaleza. A veces lo hacen encabalgando construcciones que se repiten armoniosa y tozudamente; otras, con una brevedad tajante y cruda, pero hermosa; a veces, la autora se dirige al lector, incluso le da instrucciones; otras, parece que desnuda su alma, quizás para aligerarla al compartir su desazón. Guerriero tiene una prosa poética, que emociona y retiene.  

Teoría de la gravedad conduce al lector por las reflexiones, sentimientos, recuerdos y experiencias que esta periodista, editora y escritora argentina ha ido recogiendo en las columnas que ha publicado en el periódico El País desde 2014. ¿Son autobiográficas? En el prólogo de esta edición de Libros del Asteroide, el escritor Pedro Mairal (autor, entre otras obras, de esa huida que es la novela La uruguaya –Libros del Asteroide, 2017– y que aprovechamos aquí para recomendar) se anticipa a esta cuestión que, seguro, el lector se planteará y en su respuesta parece querer recordar que casi nunca las cosas son blancas o negras: “Sin embargo, no podría decir que el libro es autobiográfico […] Sus columnas son autorretratos donde ella misma no está. Pero están sus huellas, está su pan humeando recién horneado”. El escritor argentino aplaude también el criterio con el que se ha decidido la sucesión de los textos.

Al tratarse de piezas cortas, con su título, su principio y su final, pueden leerse de forma arbitraria: abrir el libro por cualquier sitio y perderse en esa página y media que ocupa cada entrada. Pero ese libre albedrío lo dejaríamos para saborear los textos en segundas y sucesivas lectura porque, como dice Mairal, el orden en sí mismo es una historia. “Hay combinaciones, contrastes, temas que crecen de una página a otra, y se silencian, y reaparecen”.

En esas huellas, la escritora aborda temas como la muerte y la ausencia; la familia; la indiferencia; la angustia; la escritura –la suya y la de otros, cuyas citas inserta con mimo entre sus pensamientos, como piezas de un puzle que encajan a la perfección–; el precipicio al que parece condenada una pareja; el amor, el desamor. Son temas grandes que toca desde los pequeños actos y gestos de un día cualquiera en el que acude a una revisión médica sin trascendencia, compra paltas, responde correos, coge un taxi; u otro en el que no deja preparada una cena, o ese en el que escoge un vestido especial. Los estados de ánimo quedan representados en pensamientos tan aparentemente banales cómo cuántas cucharas se han lavado a lo largo de la vida y cuántas quedan por lavar; y frases aparentemente inocuas en un diálogo encierran el mayor de los desapegos (“¿Tomaste ibuprofeno?”).

Guerreiro sabe leer en los gestos, observa y disecciona con una sensibilidad que se muestra capaz de iluminar y contagiar fuerza y coraje y de atormentar e incomodar, de echar vinagre en las heridas. Por estas páginas se pasean también ciudades, canciones, flores, gatas, lecturas, manifestaciones… Se pasea la vida, que en ella tiene mucho que ver con amasar pan. Con escribir.   

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