Hacia una nueva autoridad

30 de abril de 2021. Estandarte.com

Este trabajo firmado al alimón por los psicólogos Haim Omer (Brasil, 1949I y Philip Streit (Austria, 1954) tiene un objetivo muy ambicioso: contribuir a educar con éxito. Para ello, estos dos profesionales con una dilatada experiencia tanto en el campo teórico como en el práctico, se han fijado en el concepto de la nueva autoridad, han subrayado los aspectos que diferencian este enfoque y han mostrado su bondad para fortalecer el papel de los padres y cuidar las relaciones paterno-filiales.

El libro, de estructura muy ordenada, está dirigido a los progenitores y se presenta como un manual accesible para el público general. Los constantes ejemplos y testimonios contribuyen a clarificar, contextualizar y reforzar los mensajes. Estos no son muchos, pero sí irrenunciables a la hora de fomentar el cambio en la educación y en la relación con los hijos que trae consigo asumir esa nueva autoridad.

La firmeza de los padres, según explica este estudio de Omer y Heim, parte de su misión de anclaje y de servir de puerto a sus hijos. Esto no tiene tanto que ver con el control como con la protección y el acompañamiento. Por ello insisten en la importancia de la presencia y de la atención y diferencian distintos tipos según las circunstancias a las que se enfrenten: evidentemente, una situación de peligro requiere una postura y una actitud que nada tienen que ver con las asumidas en el día a día.

El libro defiende la firmeza de los padres como la clave para encontrar una salida a situaciones que parecen no tenerla. Esa firmeza tiene que ver con el autocontrol; con la necesidad de que el adulto no caiga o, de hacerlo, que sea capaz de salir de la espiral de escalada del conflicto; con la sabiduría de pedir ayuda y de crear una red de apoyo con familiares, amigos e, incluso, si es necesario con terapeutas, y con el poder de utilizar la resistencia y la reparación como herramientas alternativas al castigo.

Todos estos puntos están desarrollados de forma pormenorizada y reiterativa y apoyados en consejos (orientan, por ejemplo, en la forma de identificar al terapeuta que mejor se adapte al perfil de uno) y, como decíamos antes, en ejemplos en los que muchos padres podrán verse reflejados. Así, al reconocerse en conflictos reales como el provocado por un uso excesivo del ordenador por parte del hijo los lectores también pueden identificarse con las soluciones. Editado en España por Herder, el libro recoge la experiencia de más de veinte años de estos dos psicólogos con padres, niños, jóvenes, familias y grupos (a los que les dan las gracias al final del volumen) y su decidida apuesta por trabajar el papel de los padres.

Cada capítulo concluye con una sinopsis y una serie de consejos con los que los autores subrayan de nuevo las claves de cada concepto, de forma muy pedagógica para que las ideas calen. Todas ellas parten de una premisa: no se trata de vencer al hijo, la firmeza no está reñida ni con el cariño y el aprecio ni con el diálogo; debe ejercerse desde una buena y sólida relación con él. Su potencial radica en la seguridad y la confianza que ese tipo de autoridad imprime a los padres.