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El tiempo regalado, de Andrea Köhler

Un ensayo sobre la espera en tiempos de inmediatez.

11 de diciembre de 2019. Estandarte.com

Qué: El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera Autor: Andrea Köhler Editorial: Libros del Asteroide Año: 2018 Páginas: 168 Epílogo: Gregorio Luri Traducción: Cristina García Ohlrich Precio: 14,95 €

El tiempo regalado. Un ensayo sobre la esperaLibros del Asteroide publica El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera de la escritora y periodista alemana Andrea Köhler. Viene acompañado por un epílogo del profesor, filósofo y escritor Gregorio Luri. En efecto, se trata de un libro muy filosófico que examina todos los ángulos de la espera y del esperar a través de distintas obras del pensamiento y la literatura occidentales. De la mano de autores como Kafka, Proust, Nietzsche, Barthes, Borges, Nabokov y del imprescindible Beckett, Andrea Köhler hace ver al lector hasta que punto la espera –y lo que hacemos con ella y de ella– es una vivencia fundamental de la existencia humana.

La experiencia la tenemos: sabemos de qué hablamos porque esperamos siempre y muchas cosas. Esperamos, como relata El tiempo regalado, “al otro, la primavera, los resultados de la lotería, una oferta, la comida, al adecuado, y a Godot. Esperamos la llegada del cumpleaños, del día festivo, de la suerte, del resultado del partido y del diagnóstico. Una llamada, la llave en la cerradura, el próximo acto o la risa tras el chiste. Esperamos a que cese el dolor, a que nos encuentre el sueño o se aplaque el viento”. De forma habitual se considera que, como dice la primera frase del libro, “esperar es una lata”, pero en realidad la vida está tejida por un hilo continuo de acontecimientos y esperas en los que, con mucha frecuencia, los primeros no superan a las segundas ni en cantidad ni en calidad. ¿No se debería prestar algo más de atención a esos lapsos? ¿No deberíamos intentar dotar de vida a esos tiempos (mal) llamados muertos? Realmente son muy necesarios, insustituibles: permiten valorar el pasado, configurar el futuro. Hacen posible el crecimiento y el desarrollo auténticos, dar sabor verdadero y profundo a la recompensa, algo que no se conoce si uno se acostumbra a la gratificación inmediata. Y eso es lo que está pasando, que en la era de la rapidez, de la instantaneidad, no queremos ni oír hablar de esperar. Lo tomamos como un ataque, como el enemigo cuando la vida consiste en poco más que en eso, en esperar.

¿Y qué esperamos? Como se ha mencionado anteriormente, podemos esperar muchas cosas, pero al final, después de todas las esperas, lo que nos espera es la muerte; no en vano el ser humano es el único animal consciente de que un día morirá. ¿Se trata entonces de un libro trágico, dramático, morboso? Todo lo contrario. Este es un libro que nos hace alzar las orejas, permanecer alerta… en beneficio propio. Afirma la autora de El tiempo regalado que “en una despedida hay siempre una pequeña muerte, o al menos la posibilidad de no volverse a ver”. Esas despedidas son las señales que nos advierten de que se abre un periodo de espera en el que, como en ningún otro, estamos atados al tiempo, anclados a la vida. Fijémonos en ellos.

Köhler ha estudiado con detenimiento el fenómeno, ha reflexionado sin prisa y ha llenado con su aprendizaje las páginas de un libro escrito “con la esperanza de poder señalar lo gratificante de la lentitud y la espera”. Es posible desterrar de la espera el matiz desolador o torturante que, con el tiempo, se acabó “colando” en su significado. Hace siglos no lo tenía. Según explica Köhler, en el Diccionario Grimm, warten (esperar en alemán) significaba «mirar a algún lugar, dirigir la atención hacia algo, atender, cuidar, servir a alguien, guardar, perseverar, etc.». La autora explica a continuación que el término “tal como se utiliza hoy, no aparece hasta el final del alto alemán medio; luego, en el siglo XVIII, se le añaden los adverbios que testifican los tormentos de la espera. Desde tiempos de Goethe uno espera «anhelante», «impaciente» y «con dolor». Pues ya sabemos a quien echarle la culpa. En nuestra mano está, con ayudas como El tiempo regalado, regenerar la acepción y volver a su sentido originario para encontrar en ella, en la espera, un don de la posibilidad, más que la tortura o castigo con la que la contemplan los ojos contemporáneos.

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