Pagando por ello, de Chester Brown

05 de diciembre de 2011. Estandarte

En Pagando por ello. Memorias en cómic de un putero (Ediciones La Cúpula), explícito título, Chester Brown nos narra sus experiencias personales con la prostitución. Brown, uno de los autores más interesantes del cómic actual, afronta en esta obra de manera radical un tema complejo y políticamente incorrecto, el de la prostitución. Y lo hace a lo gonzo, poniendo carne y alma en ello.

Desencantado del amor romántico tras la ruptura con su última novia, Chester Brown debe solucionar el problema de seguir manteniendo relaciones sexuales tras haber decidido que no quiere volver a tener novia nunca más. Como no es lo suficientemente sociable y atrevido para conseguir mantener relaciones sexuales esporádicas con desconocidas, la única manera de seguir manteniendo relaciones sexuales es recurriendo a la prostitución. Este es el sencillo planteamiento de Pagando por ello. El resultado, en palabras del gran Alan Moore, deja lugar a pocas dudas: Tal vez sea la voz más transparente, sincera y pertinente que queda en el cómic contemporáneo; y esta es, según mi parecer, su obra más potente y conmovedora hasta la fecha.

Tres ejes articulan este cómic: el relato gráfico pormenorizado de sus encuentros con prostitutas, la reflexión y crítica amarga de la trampa del amor romántico y la argumentación sólida a favor de la despenalización y la normalización de la prostitución.

Chester Brown nació en Montreal, Canadá en 1960 y creció en el vecino suburbio de Chateauquay. A los 19 se trasladó a Toronto y en 1983 autoeditó sus creaciones en “mini-cómics” fotocopiados que llamó Yummy Fur. En 1986, en Toronto, el editor de cómics Vortex Comics empezó a publicar Yummy Fur, y Brown pudo dejar su empleo en un laboratorio fotográfico y empezar a trabajar plenamente de dibujante de cómics. En las páginas de Yummy Fur, Brown serializó varias de las que luego serían sus novelas gráficas: Ed, el payaso feliz (1989), merecedora de diversos premios internacionales, y dos estupendos frescos de recuerdo autobiográfico: El Playboy (1992) y Nunca me has gustado (1994). En 1998 recopiló un libro con sus historias cortas The Little Man: Short Strips 1980-1995. En 2003 completó la biografía de un líder rebelde canadiense del siglo XIX, Louis Riel: Un cómic biográfico, que le confirmaría como una de las voces más capacitadas e influyentes de la historieta.