Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Libros > Comic > Campana de Largada: al rescate de los bohemios, los noctámbulos, los errantes de Buenos Aires

Campana de Largada: al rescate de los bohemios, los noctámbulos, los errantes de Buenos Aires

Un cómic sobre personas comunes cuyo mayor acto de heroísmo consiste en permanecer fieles a sus códigos.

18 de marzo de 2025. Iván de la Torre

Qué: Campana de largada Autores: José Luis Arévalo y Alberto Caliva Editorial: Columba Año: 1996 Páginas: 100 Precio: 1500 pesos

En Campana de largada, Polo Lavalle, un transparente alter-ego del autor, cuenta historias cotidianas, simples, sin apuro, como si mantuviera con cada lector una tranquila charla de café: «El único consuelo que me voy permitiendo todavía, es el de llenar páginas y páginas con mis propias vivencias para compartirlas con un alguien abstracto y lejano, al que quizás no llegaré a conocer nunca. Pero vale... Yo, Polo Lavalle, he decidido relatar esas cosas que me golpeteaban el alma, las memorias y las vivencias para convertir en plural, lo que siempre fue exclusivamente mío. Vale la pena».

El tono de las historias hace creíbles y queribles a los protagonistas de esta novela gráfica, hombres que, durante el día, viven una existencia común y predecible, cumpliendo con resignación sus trabajos rutinarios y sus obligaciones familiares, conscientes de que a la noche los espera otro mundo, completamente diferente, donde podrán liberarse de todas sus ataduras y ser ellos mismos, sin preocuparse por sus hijos o la responsabilidad que su posición social les impone, hablando con sus amigos “de carreras, de tango, de noche, a veces de mujeres que pasaron. Hasta de fútbol”.

Para Arévalo, la noche crea una intimidad única, permitiendo que personas muy diferentes puedan encontrarse e intercambiar confidencias íntimas, algo imposible durante el día: «Encontrar a alguien, ¿pero a quién? ¿Adónde? Los amigos de la barra estaban en sus trabajos y obligaciones. Ni siquiera Bermúdez, el barman del sitio donde vamos llegaba recién a las ocho de la noche».

El protagonista de Campana de largada lucha entre la presión por integrarse y tener una vida “normal” (con familia, hijos y un trabajo estable) o seguir siendo un escritor independiente, sin jefe ni obligaciones: «No puedo renegar de mi bohemia, aunque a menudo la soledad me pese, me acorrale y me horade el alma como cien buitres que desgarran a su presa en un festín pagano. No puedo abjurar de la noche, de los amigos, de las carreras, de alguna copa furtiva, de algún amor que transcurre por mi vida con la fugacidad del instante. Tampoco podría vivir en ninguna otra parte. Estoy como fundido con las veredas, con las plazas, con algunos rincones del bar donde suelo gastar horas y vigilias, donde algún amigo siempre intenta abreviar mis melancolías. ¿Como prescindir de las tardes de hipódromo, cargadas de gritos, de esperanzas, de ritos menores que conforman casi un cúmulo ceremonial? Palpitar un ganador, sentir que la campana de largada me marca el comienzo de una tenida a taco y lonja, en la que hombres y bestias buscarán el dinero y la gloria... A veces me duele la vida, claro. Me duele la ciudad y las paredes. Las calles, las sirenas que agitan el silencio nocturno. Pero esta ciudad es como un vicio, una amargura que me hace falta para continuar viviendo. Pero este es un destino que acepto, con soledades y todo. Uno debe intentar la huida de las nostalgias. Y yo me pongo alas frente a mi máquina de escribir. Y soy un fugitivo en forma de poema».

Campana de largada cuenta historias pequeñas, íntimas, cotidianas, sobre un grupo de bohemios porteños llenos de romanticismo por todo lo que se perdió y las nuevas generaciones nunca conocerán: «Algo se está muriendo en Buenos Aires. Quizás nosotros mismos. Un día se olvidarán hasta de Leguizamo, o de Gardel. Creerán que son leyendas inventadas. Los hombres van perdiendo encanto, romanticismo. Las rosas no son atractivas para las muchachas, porque no tienen el color de los dólares... Somos una casta especial de hombres. Los bohemios, los noctámbulos, los errantes de Buenos Aires».

Los protagonistas de Campana de largada son personas comunes cuyo mayor acto de heroísmo consiste en permanecer fieles a sus códigos, conscientes, como el propio Polo, del alto precio personal que deberán pagar por ello: «Me alcanza con la pieza que alquilo en un conventillo de Palermo, comer algo, darme el gusto de unos tragos, y jugarme el resto a las patas de los pingos. Soy solo. Nunca me casé. Usted sabe, a uno le 'tiran' cosas que a las mujeres no les gustan en un hombre. Pero me llevé siempre bien con mis defectos. Como nunca pretendí mucho, jamás me faltó demasiado... Cuando tenía cuarenta años, estuve juntado con una mujer. Poco tiempo duró. No tengo pasta de marido, ni de hogareño. No es justo hacer sufrir a nadie cuando se sabe que uno no va a cambiar. El otro día vi en una revista una encuesta, de esas donde le preguntas cosas a la gente. El tema era: ¿está contento con su vida? La mitad dijo que sí, la otra que no. Yo habría contestado que sí. Y también voy a estar contento con la muerte».

El propio Polo Lavalle, al narrar su vida cotidiana, rodeado de amigos que se van yendo –algunos se casan, otros se exilian, otros mueren-, es consciente de su situación, del precio que él mismo deberá pagar, tarde o temprano, por llevar la vida que eligió: «Salí. Respiré el aire. Era Polo Lavalle de nuevo. El que busca noche, amigos, copas, carreras, algunos amores furtivos. Nunca me planteé si soy feliz con esas cosas. Pero me sería muy difícil dejarlas... uno es un escritor y un bohemio. Un tipo que carga un pesado equipaje de recuerdos, de besos que se fueron y otros que jamás llegaron. De poemas que volaron como pájaros en amarillentos papeles».

Campana de largada, como escribió el propio Arévalo, tiene como único objetivo “relatar cosas de la vida cotidiana, novelar recuerdos, extraer de cada vivencia lo bueno y lo malo de la existencia humana. Diría más aún, al mundillo de la bohemia. Y eso engloba muchas cosas: la noche, los amigos, los amores circunstanciales y de los otros, el tango, todo lo que uno transita o transitó desde la realidad o la fantasía”. Nada más y nada menos.

Una obra que debería leerse junto a Beto Navarra, de Ray Collins, porque ambas novelas gráficas hablan de un mundo perdido y de hombres que intentan rescatarlo a través de relatos en primera perdona, donde se mezcla el humor y la nostalgia, los recuerdos y las expectativas frustradas por un presente que llegó demasiado rápido cambiando usos y costumbres.

 

Significado del término 'Campana de largada'

Campana de largadaComo nota final, queremos hablar del término 'campana de largada', que se refiere al inicio de una carrera hípica. Tiene su origen en la práctica tradicional de sonar una campana para indicar el comienzo de una carrera de caballos y se usa especialmente en Argentina.

La campana de largada marca el momento en que los caballos comienzan a correr en una competencia. Es un símbolo importante en el mundo del turf (competiciones hípicas donde los espectadores pueden realizar apuestas), ya que señala el inicio de la acción y la emoción de la carrera.

 

 

Comentarios en estandarte- 2

1 | Luz María Mikanos 20-07-2024 - 06:38:45 h
Qué excelente! Gran valor contar el diario vivir, así sean imaginativas, o más aún si lo eran; con gracia y logrando atracción.

2 | Ivan 20-07-2024 - 17:29:19 h
muchas gracias, como siempre, por tus comentarios, querida Luz!