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Barrios, bloques y basuras, de Julia Wertz

Nueva York dibujada de forma poca convencional por una «colonizadora».

19 de enero de 2022. Estandarte.com

Qué: Barrios, bloques y basuras Autora: Julia Wertz Editorial: Errata Naturae Año: 2020 Páginas: 284 Traducción: Regina López Muñoz Precio: 28,50 €

Barrios, bloques y basura. Otra historia de Nueva York, de Julia WertzEsta es, y así la describe su autora, una historia ilustrada y poco convencional de Nueva York. No están sus iconos, ni se explica cómo nació y cómo ha crecido ni evolucionado la ciudad de una manera clásica y tradicional, no se apuntan datos prácticos ni se recogen atracciones populares. Lo que aquí se cuenta, en blanco y negro, es el Nueva York de Julia Wertz.

Wertz (San Francisco, 1982) es dibujante e historiadora aficionada. Se crio en la costa oeste estadounidense, al norte de California, pasó una temporada en San Francisco y fue cuando descubrió Nueva York cuando sintió que había encontrado su lugar. Al principio pensó pasar allí un par de años, pero aquello se prolongó una década, con épocas accidentadas y mucho tiempo consagrado a pasear la ciudad, dibujarla e investigarla. «[…] hasta que no me puse a dibujar Nueva York como una obsesa no la vi realmente –su arquitectura, sus gentes, su historia–, ni la amé realmente […]», afirma en la carta que dedica al lector/a en la apertura de este cómic.

Antes de esa presentación recoge una cita genial del ensayo Esto es Nueva York, de E. B. White, que termina diciendo que los colonizadores –los que como ella nacieron en otro lugar y fueron a Nueva York en busca de algo– son los que le brindan a la ciudad pasión. De eso, de pasión, está cargado este libro.

En él, Wertz va contando historietas que recuperan curiosas anécdotas del pasado, como la ilegalización del pinball –con mucha sorna y citas de declaraciones al Tribunal Supremo y de publicaciones en prensa– o la expropiación de una propiedad para la construcción del metro que explica lo que hay detrás de una de esas placas en el suelo de la ciudad que tanto gustan a la escritora Fran Lebowitz. En este caso es el «triángulo del rencor» y esconde un desacuerdo.

En un antes y un después, Wertz muestra con sus trazos en blanco y negro la misma localización con décadas de diferencia, a veces contextualizando la escena y otras dejando que, en el ejercicio de comparar cada detalle, vuele la imaginación de quien lee. Este ir y venir de pasado a presente lo describe muy bien la sinopsis de Errata Naturae: «Barrios, bloques y basura es algo así como un viaje a deshoras en un taxi amarillo que, en realidad, va siguiendo a otro taxi, también amarillo pero más antiguo, tras cuya estela iremos desde la ciudad actual hasta una Nueva York de antaño que sigue escondida entre sus calles.»

Sus textos –en la traducción de Regina López Muñoz– son jugosos; en muchas ocasiones, divertidos; en otras reflejan nostalgia. Siempre, frescos, como su mirada. No solo por aquello en lo que se posa, también porque lo hace con una curiosidad que supera lugares comunes e investiga más allá de las versiones oficiales. Eso le permite, por ejemplo, contar la historia de un videoclub (el Kim’s video) recuperando a un personaje esencial, Matt Marello, que había sido injustamente borrado y olvidado.

Su recorrido por esta parte trasera de la ciudad es largo. Le interesan muchas cosas. Se para, por ejemplo, en algo tan poco glamuroso, pero interesante y neoyorquino como la basura en un repaso de más de un siglo de su gestión, bastante corrupción y muchos avances ejemplificados, con detalle, en los dibujos de los vehículos de limpieza. Recoge ejemplos de holdouts, esos edificios que aguantan –más bien, sus propietarios– la presión de las constructoras y las obligan a construir rodeándolos. Hablando de salas de conciertos, recomienda un libro y critica ferozmente una película. La visita a la farmacia C. O Bigelow rezuma esa pasión de la que hablábamos antes; igual ocurre en esa guía –parcial, como ella indica– por las librerías independientes. Recupera y dibuja bocas de metro, llaves de hotel, inventos de NY –como el papel higiénico o las patatas chips–, carteles vintage y actuales de buenas prácticas en el metro, recetas de Egg cream…

Y entre tantas calles, fachadas, comercios, bares, farolas…; en definitiva, entre tanto paisaje urbano, también hay espacio para quienes regentan las tiendas, quienes han actuado en locales, inventado recetas, decorado escaparates o… contagiado la fiebre tifoidea. Este último es el caso de María Tifoidea, la cocinera infecciosa y una de las cuatro mujeres a las que Wertz dedica un perfil biográfico en estas páginas. Las otras tres son Madame Restell, abortista de la Quinta Avenida; la periodista Nellie Bly, y una asesina en serie, Lizzie Halliday.

Termina este personal homenaje a Nueva York, de alguien que ya ha tenido que abandonar la ciudad –por cierto, y en relación a que se haya mudado, es muy interesante su indagación en el mercado inmobiliario neoyorquino–, con una serie de recomendaciones de lecturas y páginas web, entre los que se encuentran La trilogía de Nueva York de Paul Auster (Anagrama, 2008), Nueva York. La vida de una gran ciudad de Will Eisner (Norma, 2007). Buenos complementos a este inusual y, genial, acercamiento a Nueva York.

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