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Tinta electrónica para el libro del futuro

El libro electrónico; así lo ve Joseph Jacobson.

14 de mayo de 2000. Estandarte.com

El inventor de la tinta electrónica es un físico norteamericano de currículo prodigioso. Joseph Jacobson explicó a los atribulados libreros de toda la vida cómo serán los libros dentro de dos años. No todos los libros, desde luego, porque el genio de E-Ink Corp (la empresa que desarrolla la tinta electrónica desde 1997) ha prometido en Buenos Aires que en unos meses tendrá ultimado un prototipo de libro electrónico de... una o dos páginas.

Según añadió Jacobson, el libro será parecido al de toda la vida (incluso se podrá encuadernar en piel, o forrarlo con ironfix), pero se imprimirá con un nuevo método, la ya famosa tinta electrónica, el milagro del que todo el mundo habla y que nadie ha visto nunca.

Jacobson enseñó en Buenos Aires diapositivas mediante el aspecto de esta tinta virginal y mágica a la vez, que aparecerá, se borrará y recargará a la orden del lector humano-electrónico, al estilo de aquellas pizarrillas llenas de arena que estuvieron de moda entre los niños hace tiempo. De hecho, parece que la impresión se realiza desde unas bolitas microscópicas, unas gotas de gel de un diámetro que más o menos es la mitad del grosor de una hoja de papel. Según mostró Jacobson, cada esferilla lleva dentro un pigmento de color azul y unas partículas blancas, que viajan por finísimos alambres metidos en los papeles, también electrónicos, bajo los mandatos de un microchip situado en el lomo.

La tinta se hará visible en unas hojas muy especiales, llamadas por Jacobson "papel de radio": aún no se sabe si serán de un plástico parecido al papel o de un papel parecido al plástico.

Pero otras preguntas saltan rápidamente a la cabeza. ¿Qué contenidos decidirá (el consorcio o quien sea) incluir en esos libros baratos y recargables? ¿Qué ventajas ofrece un artefacto que dura 10 años sobre un libro común? ¿Quién velará por los copyrights del último libro?

Jacobson no ve problema. "No soy un experto en derechos, pero lo cierto es que no hay herramientas que nos defiendan contra un pirata de hardware. Lo importante es que el público desea inmediatez y calidad, y eso es lo que nosotros le daremos. Si quiero una resolución de baja calidad de la obra completa de Shakespeare, me la bajo de la web. Si quiero una edición fantástica, con libros de estudiosos sobre esa obra incluidos, pago un plus. Estamos trabajando ya con editores de educación, y están entusiasmados porque el sistema permitirá ofrecer servicios adicionales, desde planes de estudio a herramientas interactivas, en un formato reducido. Pero, en fin, no creo que el e-book acabe con la lectura tradicional, igual que el e-commerce no terminará con las compras de persona a persona".

¿Y no destrozará la tinta electrónica, la edición por demanda y demás moderneces, la experiencia romántica del lector que va a una tienda y se topa con la sorpresa que lo seduce? Tampoco, dice Jacobson. "Estamos tratando de que sea posible encontrar lo inesperado, dar con lo que no buscábamos". Lo que parece evidente es que la tinta electrónica es el futuro. Nos guste más o menos, correrán ríos de e-ink.

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