La expresión 'miel sobre hojuelas'

24 de marzo de 2024. Estandarte.com

La expresión “miel sobre hojuelas” suena, ya de por sí a algo bueno, delicioso. Lo es en sentido literal y figurado.  Empezaremos por el principio. De la miel no hay mucho que explicar y de las hojuelas diremos que se trata de un dulce típico manchego y origen árabe, consistente en freír una masa básica (harina, azúcar y normalmente otro ingrediente que cambia según la receta y puede ser anís, zumo de naranja…). A la salida de la sartén se espolvorea con azúcar o con miel, ingrediente que consigue realzar aún más el sabor. El matiz es importante y así lo recoge también el sentido figurado de la expresión “miel sobre hojuelas”. Esto dice la RAE al respecto de esta expresión que califican como “coloquial”:

miel sobre hojuelas. expr. coloq. U. para expresar que una cosa añade a otra nuevo realce o atractivo.

Es decir, como explican desde el servicio de consultas, es una expresión que hace referencia a algo previo respecto a lo que se añade un atractivo. Se usa cuando algo viene a mejorar, por añadidura, otra cosa que ya era buena. Ejemplo: El horario es bueno; si además te pagan bien, miel sobre hojuelas.

En ocasiones se usa esta expresión sin establecer esta comparación entre dos términos para calificar algo que es sencillamente muy bueno.  Siguiendo con los ejemplos del ámbito laboral: Tengo unos compañeros de trabajo que son miel sobre hojuelas. Se entiende, pero más correcto hubiera sido, por ejemplo: Mis compañeros trabajan estupendamente, y además, son muy simpáticos, de modo que miel sobre hojuelas.

Así lo muestran también los ejemplos que recoge el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) donde se reúnen textos de todas las épocas y lugares en que se habló español, desde los inicios del idioma hasta el año 1974; a partir de esa fecha se recogen en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA). En este servicio, por ejemplo, figura este texto de Benito Pérez Galdós de Las tormentas del 48 (libro integrado en sus Episodios Nacionales). Allí se lee: “Tú, que pronto serás influyente y poderoso, podrás hacer lo que te digo; y no te nos endioses ahora, ni desprecies a los humildes. Cristeta me ha dicho que tú, con ponerle una carta a tu amigo Antonelli, el Ministro del Papa, tendrás cuantos títulos se te antoje pedirle, y aun es fácil que el mío te lo dé libre de gastos, lo que sería miel sobre hojuelas. La oportunidad de la petición es cosa tuya”.

Miguel Delibes, en su famoso Cinco horas con Mario también usa la expresión: “(…), que eso es lo que no le perdonáis, porque te pones a ver y Oyarzun trabaja como un burro, que si no tiene cinco cargos tiene seis y por lo menos tres de responsabilidad. ¿Qué importancia tiene que llegara aquí sin dos reales? Higinio, vale, y si, de entrada, le cayó en gracia a Fito, miel sobre hojuelas, que en la mano lo tuviste tú, tonto del higo, no lo olvides, y por testarudez lo echaste todo a rodar…”.

Unamuno en una carta a Ignacio Zuloaga, que se incluye en su Epistolario inédito, escribe: “¡Qué dibujos tan peregrinos vimos! Los niños, sin maestro, los hacen, naturalmente mejor. No olvido el delicioso día que pasamos en esa su casa y lo que en ella vi. Y encima, ¡miel sobre hojuelas! conocí directamente a nuestro Larreta, que lo deseaba vivamente. Me habían hablado mucho de él…”.

En este último caso, la expresión viene subrayada por el adverbio “encima”, lo que no es infrecuente. También se suele usar con “además” y, en general, todo aquello que enfatice el matiz que venimos comentando de añadir algo que hace todavía mejor, a otra cosa que ya era buena anteriormente.

* Este postre está riquísimo y además ¡no engorda!, pues miel sobre hojuelas.

La expresión está correctamente usada, pero no cuela.