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¿Qué es el sesquipedalismo? Origen y ejemplos

Te explicamos uno de los más extendidos vicios del lenguaje.

17 de septiembre de 2024. Mariola Díaz-Cano Arévalo

Qué: Origen y ejemplos de sesquipedalismo.

Aunque ya lleva extendido bastante tiempo, uno de los últimos vicios del lenguaje es el sesquipedalismo, que se define como el uso excesivo e innecesario de palabras largas y ampulosas en vez de sencillas y cotidianas. Un término que ya vemos en su forma que se ajusta a esa definición. Y si buscamos otro más prosaico, tenemos el coloquial palabros.

El sesquipedalismo se da principalmente en el registro político y periodístico y en cualquier medio de comunicación, pero, como ocurre con las modas, nos ha ido alcanzando a todos por diversas razones. Veamos primero de dónde viene.

 

Sesquipedalismo — origen

En latín tenemos la expresión sesquipedalia verba, palabras de amplitud desmesurada.

Y es que en la métrica latina un pie y medio, el sesquipedal, era una unidad de medida que refería a versos o palabras demasiado largos y difíciles de pronunciar.

No obstante, este fenómeno no es de ahora ni específico de nuestro idioma, sino que tiene ya más de un siglo. A finales del XIX William Gladstone, primer ministro británico en cuatro ocasiones, en uno de sus discursos usó el término antidisestablishmentarianism (algo así como antidesestablecimientionismo).

 

Sesquipedalismo — motivos de su uso

Es curioso pensar que usamos tantos sesquipedalismos en un mundo tan globalizado e interconectado, en el que la información es tan inmediata y, en teoría, debería ser clara y precisa para facilitar su comprensión a todo tipo de público. Pero ocurre precisamente lo contrario.

Las razones detrás de esto son muy distintas y algunas tienen que ver con factores o intereses contradictorios del hablante, como dificultar adrede esa emisión y recepción del mensaje o teñirla de pretensión y artificio estético pero vacío. Deberíamos evitarlos, pero se puede decir que nos sentimos atraídos hacia ellos.

Primero están los más justificados: los sesquipedalismos técnicos, es decir, los tecnicismos propios y necesarios para precisar una definición. Así, ejemplo, tenemos los que aparecen en contextos legales (términos especiales del lenguaje jurídico o administrativo) o científicos en los que hay que ser específico y no existen otros equivalentes más sencillos o de uso común.

En segundo lugar, podemos utilizar sesquipedalismos simplemente por una cuestión de apariencia, es decir, queremos parecer más inteligentes o eruditos, impresionar a los demás o pretender mostrar (que no demostrar) que se sabe mucho del tema que hablamos, aunque la realidad sea la contraria.

Y, en tercer lugar, tal vez hay un toque de búsqueda de esa estética. Una palabra larga puede sonar mejor que una corta o parecer más eficiente aunque, de nuevo, no sea la más precisa ni adecuada para hacer llegar el mensaje.

 

Sesquipedalismo — problemas

El principal es que, al alargar un término, no solo dificultamos su comprensión, sino que podemos cometer un error tanto al pronunciarlo como al escribirlo. Y lo hacemos tanto con palabras como con expresiones, como ocurre con las eufemísticas fundamentalmente.

Un ejemplo muy conocido y empleado lo tenemos en esas famosas soluciones habitacionales. U otras como la muy extendida y coloquial también lo que viene siendo/viene a ser. Son los llamados sesquipedalismos sintácticos, frases que se alargan sin aportar ningún significado nuevo.

Y otro problema muy importante es la influencia de extranjerismos, en especial los anglicismos, pero también galicismos, como ese habitual a día de hoy.

 

Sesquipedalismo — ejemplos

Se cuentan por docenas. Están neologismos surgidos de añadir el sufijo verbal –izar en casos como priorizar, liderizar, criminalizar o derechizar. Más rebuscados son probabilizar, perplejizar, e incluso inferiorizar (oído en el Congreso).

Pero muchos también han sido ya aceptados y se encuentran en el diccionario, como influenciar, equipación (en vez de equipamiento), concretizar, culpabilizar, tensionar (tensar), movilizar, inicializar, intencionalidad, aperturar, impetuosidad (por ímpetu) permisibilidad (por permisividad) o intencionalidad (por intención).

 

Antisesquipedalismo — El fenómeno contrario

Porque acción tiene su reacción y así tenemos que también puede acortar un término para dar lugar a otro que significa lo mismo pero que se ajusta a la economía del lenguaje.

Están, por ejemplo, optimizar, que ha derivado a optimar; desertificar desertizar y traumatizar traumar, que también se han incluido el diccionario de la RAE.

 

Comentarios en estandarte- 1

1 | Jordi 19-08-2024 - 11:04:24 h
Desde que murió Manuel Seco, en la RAE ya no hay lingüistas.