Muere Joaquín Díez-Canedo

06 de julio de 1999. Estandarte.com

El editor español Joaquín Díez-Canedo, que se exilió en México en 1941, murió el pasado sábado a los 81 años, tras permanecer doce días hospitalizado aquejado de una embolia y neumonía, según informaron sus familiares. Díez-Canedo fue sepultado en una ceremonia a la que acudieron familiares, poetas, periodistas y amigos del fallecido.

El editor, que llegó a México como exiliado político, era hijo del poeta, periodista y crítico español Enrique Díez-Canedo, nacido en Madrid el 28 de octubre de 1917, quien fundó la Casa de España, que más tarde se convirtió en el Colegio de México. A los dieciocho años, Joaquín Díez-Canedo editó la revista Floresta de prosa y verso, en la que colaborarían Paulino Garagorri, Giner de los Ríos, Gregorio Marañón, Carlos Pittaluga y Carmen Zulueta, entre otros. Poco después, Joaquín Díez-Canedo participó en la Guerra Civil.

Luego cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Empezó su carrera editorial en el Fondo de Cultura Económica, durante la época de Arnaldo Orfila, donde publicó más de setecientos títulos. En 1944, tras la muerte de su padre, fundó la editorial Joaquín Mortiz, uno de los sellos literarios de mayor prestigio e influencia en las letras hispánicas de la segunda mitad de nuestro siglo. En ella no sólo han publicado las figuras más importantes de la literatura mexicana, como Octavio Paz, Jaime Sabines, Carlos Fuentes, Ramón Xirau, Tomás Segovia, José Emilio Pacheco o Elena Garro, sino también los poetas, narradores y críticos más destacados de los años 60, 70 y 80, como Jorge Ibarguengoitia, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, José Agustín, Carlos Monsiváis, Enrique Krauze, Ulalume González de León, Julieta Campos, Gabriel Zaid, Alejandro Rossi, Marco Antonio Montes de Oca, Eduardo Lizalde, Alberto Ruy Sánchez o Juan Villoro.

Algunos excritores españoles fueron acogidos en la editorial de Joaquín Díez-Canedo para que sus obras, censuradas durante la dictadura, pudieran ver la luz. Tal es el caso del poeta Luis Cernuda o de Juan Goytisolo, quien publicó en Joaquín Mortiz una de sus novelas capitales, Reivindicación del Conde don Julián.