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Las palabras olvidadas del diccionario

¿Podemos recuperar los vocablos desaparecidos del diccionario?

14 de septiembre de 2019. Estandarte.com

Qué: Exposición. 1914-2014.Marta PCampos Autor: MartaPCampos Organiza: Instituto Cervantes y Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) Año: 2019 Cuándo: Del 05/06/2019 al 29/09/2019 Dónde: Instituto Cervantes-Caja de las letras, c/ Barquillo, 4. Madrid

Con la finalidad de reflexionar sobre las palabras y recuperar, aunque sea de manera efímera, las que han sido borradas del diccionario, el Instituto Cervantes abre al público la Caja de las Letras con una exposición apasionante: 1914-2014. Marta PCampos, donde se visibilizan las casi 2.800 palabras que han desaparecido del registro en este siglo. Con este proyecto, la artista multidisciplinar Marta PCAmpos (Zaragoza, 1990) da un repaso a aquello que ha quedado anticuado, lo enseña y nos invita a darle una nueva vida, incluso cambiando su definición, como propone, por ejemplo, al rescatar y cambiar zumbilín: término de origen filipino que significa Venablo arrojadizo hecho con palma brava que pasaría a ser algo tan poético como Zumbido de abeja mientras toca un violín.

Son palabras que se esfumaron por falta de uso, por cambios sociales o por la desaparición de diversos oficios, así, para gran extrañeza de PCampos, no está cuñadez, término que podría volver hoy que tanto se habla de cuñadísimo (ese personaje tan familiar que pretende saber siempre de todo y más que nadie); ni desarrebozamiento (sin rebozo, clara, abiertamente); tampoco aparece bajotraer (abatimiento, humillación, envilecimiento); camasquince (entrometido) o durindaina (justicia).

La exposición se apoya en tres puntales todos con un interesante e innovador carácter interactivo. El primero es el libro titulado 1914-2014: diccionario cementerio del español, dos gruesos tomos coeditados por el MUSAC y la editorial Entrascuas, en el que aparecen 2793 palabras sin definición, libro al que se unen 24 láminas con palabras en desuso, un escritorio y nueve ficheros. En cada lamina –en la que aparecen letras iniciales y finales de muchas palabras superpuestas– se representa una letra del abecedario y contiene todos sus vocablos eliminadas. Un dato curioso, solo la K, la Ñ y la Z conservan todas sus palabras. En cuanto al escritorio y el fichero, son una invitación –una tentación, diríamos– a participar, a crear nuevas definiciones para las voces desaparecidas, dar a conocer comentarios y opiniones o escribir nuevas sugerencias.

El segundo puntal, cien por cien participativo, es un foro en el que ha colaborado el artista y programador profesional Martín Nadal, con la ambiciosa intención de recuperar y encontrar las palabras desaparecidas para, luego, jugar con ellas, descubrir el significado de todas y cada una, hablar y comentar su capacidad de supervivencia o proponer nuevos usos a las que ahora se han quedado fuera de circulación. Los visitantes podrán participar allí mismo a través de un ordenador colocado en la antesala de la Caja de las Letras o acceder por medio de un dispositivo móvil.

El tercero consiste en tres talleres públicos diversos: Visibilización y reciclaje de palabras, que se celebrará en julio para un máximo de 30 estudiantes de español; La palabra… no está en el diccionario, pensado para niños de cinco a doce años y un último dedicado a la participación en familia.

Para el director del Cervantes, Luis García Montero, esta muestra pone de relieve que “la lengua está viva, está pegada a la piel de la sociedad” que si interesan los nuevos vocablos, también se debe meditar sobre los que llegan a su fin. De ahí lo inestimable de este trabajo que el Instituto Cervantes presenta en la Caja de las Letras, una antigua cámara acorazada habitualmente cerrada al público (donde se atesoran legados de más de cuarenta personalidades de la cultura –sobre todo, la literatura– en español) y con la que se abre un programa de exposiciones de lo que será el futuro Museo de la Palabra. “Es, explica, García Montero, la primera actuación en el camino de convertir esta sede en el banco de las palabras.”

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