Paul Auster presidirá el PEN America

24 de enero de 2017. Estandarte.com

A grandes males, grandes remedios. El escritor Paul Auster ha aceptado presidir la organización PEN America como gesto en defensa de la libertad de expresión durante la presidencia de Donald Trump. Ocurrirá en 2018, cuando el autor de Trilogía de Nueva York releve al ensayista Andrew Solomon.

Auster ya había ocupado distintos cargos en la organización —había ostentado tanto la vicepresidencia como la secretaría— y había rechazado la presidencia en varias ocasiones, pero en una entrevista con The Guardian explicó que «desde que Trump ganó las elecciones he intentado pensar cómo viviré mi vida los próximos años». Al respecto, Paul Auster se confesó «atónito de que hayamos llegado a este punto», subrayando que «estas elecciones han sido lo más escandaloso que he visto en el mundo político en toda mi vida». El escritor ha mencionado la intervención de piratas informáticos rusos en las elecciones estadounidenses, que ha calificado de «declaración de guerra sin balas».

De modo que esa vida de Paul Auster se centrará en la defensa de la libre opinión y los derechos de los escritores mediante la presidencia del PEN America, quizá la organización sectorial más relevante de cuantas integran el club internacional. Auster publicará en pocas semanas su nueva novela, 4 3 2 1, una ambiciosa novela que abarca toda la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos. Una época que incluye la guerra de Vietnam o la lucha por los derechos civiles, años que a juicio del novelista «no fueron tan deprimentes como estos».

El anuncio de Paul Auster sobre su nueva responsabilidad como presidente de PEN America coincide con algunas de las primeras decisiones de la administración Trump. Dos de ellas parecen ser el recorte del presupuesto de las instituciones nacionales para las artes (NEA) y las humanidades (NEH), ambas con una trayectoria de medio siglo y con una dotación anual que supera los 140 millones de euros, menos del 0,000075% del presupuesto anual del país. Gracias a los fondos de la NEA, escritores como Jeffrey Eugenides —ganador de Pulitzer—, Jonathan Franzen —ganador del National Book Award— o Annie Proulx —ganadora del Pulitzer— afrontaron con cierta holgura económica el inicio de sus carreras literarias.