Pasión por leer. Pasión por escribir.

Portada > Noticias > Autores > Los poemas de Alejandra Pizarnik

Los poemas de Alejandra Pizarnik

La brillante oscuridad de la autora argentina en seis poemas.

19 de septiembre de 2022. Estandarte.com

Qué: selección de poemas de Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik, poesía completaFascinada por la infancia perdida y por la muerte, Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936-1972) vivió traspasando los límites y buscó refugió en la poesía. En ella volcó la soledad, la desesperanza, el desamparo; y en ella reflejó su interés por el lenguaje, por el silencio o la naturaleza. Sus versos se pueblan de imágenes surrealistas; la carga del inconsciente y de lo onírico y fantástico crean un clima hermético y claustrofóbico a veces, en el que la palabra parece la guarida que no siempre es capaz de proteger. Su poesía es luminosa en la oscuridad; provoca vértigo, perturba; las ausencias pesan y la belleza desgarra. Murió muy joven (se suicidó a los 36 años), pero dejó una obra imperecedera, con una voz inconfundible que vertió en verso y en prosa: relatos, artículos, ensayos, una obra de teatro, sus diarios y cuadernos…, de un valor literario inmenso (el catálogo de Lumen recoge, entre otras ediciones, su Poesía completa, Prosa completa y sus Diarios).

Escogemos aquí seis de sus poemas, con sus soledades, las palabras mutiladas, las ausencias y la sombra de la muerte que parece planear siempre en el imaginario de quien la convocara una y otra vez: “Simplemente no soy de este mundo. Yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir: tengo miedo de esta tierra ajena y agresiva […].”

 

Origen

Hay que salvar al viento
los pájaros queman el viento
en los cabellos de la mujer solitaria
que regresa de la naturaleza
y teje tormentos
Hay que salvar al viento.

(La última inocencia,1956)

 

Anillos de ceniza

A Cristina Campo

Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.

Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición del sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta,
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

(Los trabajos y las noches,1965)

 

Cuarto solo

Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.

(Los trabajos y las noches,1965)

 

Hija del viento

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.

(Las aventuras perdidas, 1958)

 

Figuras y silencios

Manos crispadas me confinan al exilio.
Ayúdame a no pedir ayuda.
Me quieren anochecer, me van a morir.
Ayúdame a no pedir ayuda

(Extracción de la piedra de la locura,1968)

 

El infierno musical

Golpean con soles
Nada se acopla con nada aquí
Y de tanto animal muerto en el cementerio de
huesos filosos de mi memoria
Y de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar
entre mis piernas
La cantidad de fragmentos me desgarra

Impuro diálogo
Un proyectarse desesperado de la materia verbal
Liberada a sí misma
Naufragando en sí misma.
(El infierno musical, 1971)

Comentarios en estandarte- 0