Portada > Noticias > Autores > Eterna Jane Austen: en 2025 se celebrará el 250 aniversario de su nacimiento
Eterna Jane Austen: en 2025 se celebrará el 250 aniversario de su nacimiento
Cómo el paso del tiempo convierte algunas obras en geniales y a algunos autores en imprescindibles.
22 de noviembre de 2024. Catalina León
Qué: 250 aniversario del nacimiento de Jane Austen
Jane Austen nunca imaginó que, transcurridos doscientos cincuenta años de su nacimiento, una legión de lectores seguirían leyendo sus libros. Nada de lo que sucedió en su vida le dio pistas para pensarlo. Pero la literatura es así y el paso del tiempo convierte algunas obras en geniales y a algunos autores en imprescindibles. Esa es la gran literatura y a ella pertenece esta autora.
Nació el 16 de diciembre de 1775 en la rectoría de Steventon (Hampshire, Inglaterra) donde su padre ejercía de pastor. Su vida fue corta, pues murió con cuarenta y un años el 18 de julio de 1817, en la cercana ciudad de Winchester, a la que había acudido con la esperanza de hallar cura para su mal. Pero no fue posible y allí yace, enterrada en la catedral gótica en una sencilla tumba. En el momento de su muerte había logrado publicar, con enormes esfuerzos, hasta cuatro novelas. Otras dos permanecían inéditas.
La primera novela que publicó, con la ayuda de su incondicional hermano Henry, fue Sentido y sensibilidad, la historia de las hermanas Dashwood y sus luchas al quedarse sin recursos tras la muerte de su padre. La novela salió a la luz en el año 1811, es decir, dieciséis años después de ser escrita. En esa fecha Jane Austen vivía en la que sería su última vivienda, es decir, Chawton Cottage, hoy transformada en casa museo a su memoria. Era una casita de campo que les había cedido, a ella, su madre y su hermana, otro de sus hermanos, Edward, que, por un golpe de suerte, había accedido a una importante herencia. Jane y su hermana Cassandra estaban solteras y ya sabemos lo que esto significaba en esos años iniciales del siglo XIX: pobreza y dependencia.
Después de Sentido y sensibilidad, que había publicado a comisión con el editor Egerton, una firma de temas militares en cuyo catálogo la novela no parecía encajar, cedió al mismo Egerton los derechos de publicación de su segunda novela, Orgullo y prejuicio, que se editó en 1813. Ninguna de las dos novelas iba firmada con su nombre. Pero en ambas, la especie de pseudónimo que utilizó dejaba claro que su autora era una mujer. Habían sido escritas muchos años atrás, cuando vivía con su familia en Steventon, y las fue retocando con el paso del tiempo y la evidencia de que la publicación parecía una hazaña imposible. Por eso fue tan importante el hecho de que por fin vieran la luz. En ese momento y debido a la buena aceptación de las obras, ella se sintió impelida a acelerar sus trabajos de escritura, que siempre la acompañaban, y de ese modo tuvo una fructífera etapa que duró, eso sí, muy pocos años. En 1814 publicó Mansfield Park, escrita enteramente en Chawton, y a finales de 1815 hizo lo propio con Emma, asimismo ideada y realizada en la casita de campo. Debió constituir una etapa feliz en su vida, pues sabía que sus obras se estaban vendiendo, aunque tímidamente, y que algunos críticos las habían reseñado con discretos elogios.
En 1815 cambió de editor y, de este modo, fue John Murray II, una firma prestigiosa, el que se encargó de publicar Emma, su siguiente novela. En esos años Murray era también el editor de Byron y de Walter Scott, por citar algunos nombres consagrados. Sin embargo, las condiciones de edición que se ofrecieron a Jane Austen no eran ni mucho menos ventajosas para ella y por eso se negó a vender los derechos de Mansfield Park, Emma y Sentido y sensibilidad, a Murray. La experiencia que había tenido con Egerton, a quien había cedido Orgullo y prejuicio, fue suficiente para darse cuenta de la escasa intención de los editores de hacer un trato justo. Y algo más aprendió de ello cuando, después de ceder a los Crosby, también editores, y a cambio de diez libras, los derechos de su novela Susan en 1803, vio pasar los años sin que se publicara y tuvo que lugar para recobrarlos, ya en 1816, no sin antes reembolsar la exigua cantidad que había recibido. Podemos decir sin temor a equivocarnos que los editores se cubrieron de gloria con Jane Austen. Fue la perseverancia de ella, su voluntad férrea y el apoyo de su familia, lo que permitió que siguiera adelante.
Enferma desde 1816 logró terminar su última novela, Persuasión, pero murió sin verla publicada, ni tampoco a la antigua Susan. Las dos se publicaron póstumamente como Persuasión y La abadía de Northanger. Pero este fue el momento elegido por Henry Austen para dar a conocer el nombre de la escritora, e hizo incluir en los cuatro volúmenes en los que se publicaron las dos novelas, una breve nota biográfica sobre su hermana. En ese momento, año de 1818, todo el mundo estaba ya en disposición de saber quién era Jane Austen.
Puede parecernos mentira, al ver la difusión que tienen hoy sus libros, las numerosas adaptaciones cinematográficas o los estudios sobre la autora, que pasara tan desapercibida en su vida en lo que se refiere al mundo literario. En aquellos años, la etapa de la Regencia inglesa, había escritoras que publicaban con regularidad y se estaba extendiendo la costumbre de leer novelas sobre todo en las familias de la burguesía emergente. Algunas de esas autoras adquirieron fama y dinero por ello. En cambio, Jane Austen tuvo poco brillo, poco lustre y, desde luego, ganancias mínimas. Sin embargo, el paso del tiempo cambió las cosas. Si hoy preguntáremos a los lectores por algunas de esas contemporáneas famosas, seguramente nos dirían que no saben quién es. En el caso de Jane Austen, puede haber mucha gente que no la ha leído, y de hecho la hay, pero poca que no sepa quién es. Porque ni siquiera haría falta leerla para ello. ¿Quién no ha visto alguna de las películas o series de televisión inspiradas en sus novelas? Desde las que se hacían en España en blanco y negro, hasta las de la BBC, siguiendo por una gran cantidad de ellas desde los años noventa, cuando Orgullo y prejuicio de la BBC (1995) nos dio a conocer la figura apuesta del señor Darcy encarnado por Colin Firth. En ese momento un aldabonazo lanzó la figura de Austen a un estrellato antes desconocido. Y también comenzó un proceso de vulgarización de su figura y su obra que, en ocasiones, ha dado lugar a malos entendidos, errores y depreciación. Es difícil encontrar el punto justo.
Ni victoriana ni romántica. Ni moralista ni despreocupada de los valores. Austen nos muestra con diálogos ingeniosos y tramas bien hilvanadas, la vida cotidiana de la gentry inglesa en los años de la Regencia, en la era georgiana, un tiempo de cambios, de luces y de sombras, que fue el que ella conoció. Puso el énfasis en los matrimonios, porque eran el negocio de la época. Retrató a mujeres imperfectas, pero llenas de virtudes y de fortalezas. Críticó a los clérigos sin vocación, a los padres despreocupados, a las uniones por conveniencia, al mayorazgo, a la dependencia femenina de los hombres. Y todo lo hizo con ironía, con un sentido del humor elegante y lleno de fineza. Sin ofender, sino mostrando por sus personajes, por todos ellos, una acogedora compasión que incita a los lectores a entenderlos, más allá de sus propias acciones. Eterna Jane Austen. Tanto que decir de ella, tanto que disfrutar con sus novelas, tanto que comentar, en ese tono de conversación educada y brillante que ella adoraba y que sus novelas enseñan con el halo único de la maestría.
-
La autora de este artículo, Catalina León, es escritora y estudiosa de la obra de Jane Austen. Es autora de Las mujeres en Austen (Editorial Rialp, 2023).
Comentarios en estandarte- 0