Los derechos de autor de Ana Frank

29 de diciembre de 2015. Estandarte

En noviembre te contábamos que la Fundación Ana Frank quería evitar que el Diario de la adolescente alemana ingresase en dominio público el próximo 1 de enero. Sin embargo, un tribunal de Ámsterdam ha tomado hoy una decisión intermedia entre las aspiraciones de la fundación y la legislación sobre derechos de autor: los textos originales podrán ser copiados para su investigación científica.

Puesto que una obra de creación “pierde” sus derechos de autor —es decir, que no resulta necesario pagar a sus herederos por publicarla— a los setenta años de la muerte de quien la escribió, la fundación pretendía que se reconociera que el Diario no es solo obra de Ana Frank, sino también de su padre —que refundió las distintas versiones del texto y eliminó pasajes que consideró demasiado íntimos—, fallecido en 1980. Esto retrasaría la liberación de sus derechos hasta el 1 de enero de 2051.

Sin embargo, la justicia holandesa ha considerado —según informó la agencia ANP— que «la libertad de ciencia prevalece sobre la protección de sus derechos de autor». De esta forma, entendemos que la reproducción del Diario de manera libre se justifica con intención académica, pero no comercial.

La Fundación Ana Frank defiende la coautora de Otto, el padre de la joven escritora, debido a esta peculiar labor “editorial” que antes te explicábamos. Esa versión —conocida como «texto C» por los estudiosos de la obra de Ana Frank— se publicó en 1947, y es el texto del Diario que conocen los lectores. En 1986, seis años después de ella muerte de Otto Frank, vio la luz el original de Ana Frank —el «texto A»—, que la fundación también quiere blindar, no por intereses económicos —aseguran— sino para velar por la obra de Ana Frank.