Te descubrimos a María Lejárraga

18 de febrero de 2024. Estandarte.com

Queremos descubrirte a una de las mayores dramaturgas españolas; quizá la más importante del género femenino, desde luego uno de los nombres fundamentales de la literatura escénica del siglo XX. Se trata de María Lejárraga, que en algunos textos aparece como María de la O Lejárraga o María Martínez Sierra, y que en muchos figura directamente como Gregorio Martínez Sierra: su marido, empresario teatral, que firmó durante décadas los textos que ella escribía.

Nacida en San Millán de la Cogolla (La Rioja) en 1874, la situación económica de su familia permitió que estudiase la carrera de maestra, pero la sociedad de la época no vio con buenos ojos que además se dedicara a la escritura. Por lo que el matrimonio —en 1900— con Gregorio Martínez Sierra sirvió como “escapatoria” para sus aspiraciones literarias, puesto que su marido asumiría en público la autoría de todas sus obras.

Aunque Martínez Sierra reconoció antes de morir —en Madrid, en 1947— la implicación de María en sus obras —reclamó, no obstante, su correspondiente parte de derechos de autor—, no sería hasta años después cuando se descubriría la verdadera implicación de María Lejárraga.

En el libro autobiográfico Gregorio y y yo. Medio siglo de colaboración (1953), María Lejárraga reconocía que muchas de las obras teatrales de Martínez Sierra eran responsabilidad suya, total o en coautoría; este último aspecto llega a ponerse hoy en duda, una vez conocida la correspondencia entre el matrimonio, con promesas de más títulos por parte de Gregorio Martínez Sierra —«María mandará más textos», llegó a afirmar— y otras confesiones más o menos explícitas.

De esta manera, podemos pensar que debemos a María Lejárraga —y no a Gregorio Martínez Sierra— decenas de obras como Lirio entre espinas (1911), Canción de cuna (1911) o El Reino de Dios (1916), además del libreto de El amor brujo (1915), de Manuel de Falla. Además, con su nombre firmó varios libros, casi todos ellos tras la muerte de Gregorio Martínez Sierra: Cuentos breves (1899), La mujer ante la República (1931), Una mujer por caminos de España (1952), el mencionado Gregorio y yo (1953), Viajes de una gota de agua (1954) y Fiesta en el Olimpo (1960).

La implicación política de María Lejárraga —era socialista y feminista, un compromiso que contrasta con el vínculo creativo que estableció con Gregorio Martínez Sierra— le llevó al exilio tras la Guerra Civil; moriría en Buenos Aires (Argentina) en 1974. Antes había sido diputada del Congreso por Granada, durante la legislatura entre 1933 y 1936, y ejerció como vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública. Junto a Martínez Sierra —que le abandonaría por la actriz Catalina Bárcena— fundó revistas como Vida Moderna, Helios o Renacimiento, además de la editorial del mismo nombre, que funcionó durante una década y publicó a autores como Antonio Machado.