Cuestionario Estandarte: Alicia Kopf

20 de septiembre de 2016. Estandarte

«En otro país, este libro habría cambiado incluso el curso de su historia. Kopf explora a fondo los últimos sótanos del frío, allá donde todo lo inexplicable cobra sentido». Lo ha escrito Enrique Vila-Matas sobre Hermano de hielo, el primer libro de Alicia Kopf que se traduce al español —ella misma de encarga del “trasvase”; lo publica Alpha Decay—, y semejantes elogios nos han despertado las ganas de leer esta historia sobre una fascinación por el hielo y de una obsesión por los polos de la Tierra.

Una atracción por la parte estrictamente erudita —el proceso histórico de comprensión física de estas zonas extremas, el funcionamiento magnético y climatológico de los extremos más fríos del planeta—, nos cuentan desde Alpha Decay, y también una fascinación por la historia de la conquista de los centros polares tras las sucesivas expediciones árticas y antárticas de Scott, Amundsen y Shackleton. Pero hay otros hielos en esta novela: está el hermano de hielo de la narradora, el hermano auténtico, que vive congelado dentro de sí mismo —bella y cruda metáfora del autismo—, como congeladas están las relaciones que envuelven a toda la familia de la protagonista, un espacio de convivencia frío, cargado de complejidades y mutismos.

En su primera novela, Alicia Kopf traza la tenue línea de separación entre dos mundos: el de la realidad y el del deseo, el de la proximidad afectiva y la lejanía legendaria, el del silencio y el gran silencio. Hermano de hielo es una obra lírica y erudita que trata sobre huir y reencontrarse, y sobre permanecer y no perder la esperanza. Esta novela se alzó ganadora del Premio Documenta 2015 y cosechó un aluvión de críticas extraordinarias y un cálido recibimiento por parte de lectores y libreros tras su publicación en catalán. Recientemente ha sido reconocida con el prestigioso Premio Llibreter 2016, concedido por el Gremio de Libreros de Cataluña.

Alicia Kopf, nombre artístico de Imma Ávalos (Gerona, 1982), es licenciada en Bellas Artes, además de en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Publicó su primer libro de relatos, Maneres de (no) entrar a casa, en 2011, gracias a una Beca Girona Kreas. Ha presentado la exposición individual Seal Sounds Under the Floor (2013) en la Galeria Joan Prats de Barcelona. También ha participado en diferentes exposiciones colectivas como Pis(o) pilot(o), en el CCCB (2015); Nonument (2014), en la Capella dels Àngels del MACBA; o Fugues (2013), dentro del ciclo Sala d’Art Jove FAQ de la Fundació Tàpies. Actualmente colabora con la Universitat Oberta de Catalunya. Hermano de hielo (2016) es su primera novela, que ella misma ha vertido al castellano. A propósito de su publicación, Alicia Kopf responde a nuestro Cuestionario Estandarte.

¿Cuántos libros lee al año?
Ni idea, pues depende de lo que mis obligaciones laborales me permitan. En verano uno cada dos o tres días. En invierno, por el trabajo, uno por semana aproximadamente. Hagan las cuentas ustedes mismos.

Sea valiente. Confiésenos alguna lectura pendiente que le sonroje admitir.
Me apabulla la cantidad de cosas que desconozco, sobre todo literatura no occidental. También soy bastante ignorante en lo que respecta a la literatura de “género”, tipo novela negra.

¿Qué libro le habría gustado escribir?
El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers.

¿Recuerda el primer libro que leyó?
Recuerdo ser muy pequeña, unos tres años, coger libros e intentar leer porque veía que mi madre lo hacía. Más tarde seguía las líneas hasta que empecé a entender palabras, y luego frases, aunque no me acuerdo con qué libro empezó. Los cuentos infantiles que me contaba ella me los aprendía de memoria y si se intentaba saltar páginas (me leía por la noche y como madre trabajadora, estaba cansada) yo le recordaba el fragmento que se había saltado. El primero autor que me fascinó fue Gianni Rodari.

¿Cómo ordena los libros de su biblioteca?
Por áreas temáticas, filosofía, estética, poesía, novela y arte. Aunque muchos de ellos se resisten a esa clasificación y se quedan en zonas intermedias, son zonas divertidas en las estanterías. Hay otra sección llamada “traslados” son los libros que tengo amontonados y en cajas en distintos lugares de casa de mis padres (he tenido una existencia bastante nómada hasta hace un par de años). Es una lástima que no me quepan en casa, pero sé que están ahí y algún día voy a volver a por ellos.

¿Cuál es su lugar ideal para leer?
El tren. Me tranquiliza el movimiento. A veces, también, cuando me gusta mucho un libro me lo llevo a todas partes por si me apetece leerlo, aunque sea un tocho, y tengo la sensación de que lo “paseo”, y se produce algún tipo de osmosis.

¿Y para escribir?
Cualquiera, escribo a menudo en mi cabeza y me paro para anotar hasta en el móvil. Caminar me ayuda a pensar. Las fase de consolidación del texto sí me requiere mucha concentración y silencio, entonces me quedo en casa.

Se lo rogamos, responda a esta absurda pregunta: hay una inundación y todos sus libros van a morir, ¿qué tres salvaría?
Cartas a un joven poeta, de Rilke; Jakob von Gunten, de Walser; En busca del tiempo perdido, de Proust (toda la serie, claro). Me resulta muy difícil… no incluir todo Balzac y Stendhal también.

¿Tiene lector de ebooks? ¿Le gusta el libro electrónico?
Sí, pero casi no lo uso, prefiero el papel, al menos para leer poesía y narrativa. Sólo le veo la utilidad para leer artículos en PDF y “papers” académicos, entonces este tipo de soportes me va bien. Para mí, la fisicidad del papel, la paginación doble, la sorpresa de pasar página, son elementos que forman parte del texto. Los espacios y los saltos de página son parte de mi prosa; un texto para libro electrónico debería ser una obra pensada para ese formato que aprovechara sus particularidades.

Recuerde alguna anécdota curiosa que haya tenido con algún lector.
En una charla que di en mi ciudad natal hace poco se presentó la maestra que tuve cuando tenía diez años, con quien había perdido el contacto, y me trajo un escrito mío de esa época que ella había guardado. Sentí una inmensa gratitud por su fe en mí, que ella ya tenía entonces.

¿Qué está leyendo estos días?
Estoy leyendo textos sobre estética de la danza contemporánea y la performance, un tema que me interesa mucho.

Si no hubiese sido escritora, ¿qué le habría gustado ser?
Bailarina, claro.

Alicia Kopf en Estandarte.com:
- Premios Llibreter 2016: ganadoras

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