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Siéntate y escribe

06 de septiembre de 2011. Sr. Molina

El ensayo-ficción, según se define este libro de Roger Wolfe, es un género a medio caballo entre el diario personal y la reflexión crítica; un híbrido que permite al escritor —quizá sería mejor y más apropiado hablar de narrador— explorar los entresijos de su propia mente y también diseccionar la realidad que observa a su alrededor.

De Roger Wolfe ya hemos comentado que exhala irreverencia y causticidad en dosis alarmantes. Siéntate y escribe no rebaja el listón de otros libros y nos ofrece a un personaje tan destructivo (para sí mismo y para los demás) como lúcido, con una capacidad de penetración en su mirada brutal, que incide en las partes oscuras de nosotros como pocas veces se habrá visto. Ojo, porque el Wolfe-personaje de este libro es un tipo tan seductor como repulsivo: sus contradicciones, que bien pudieran ser las nuestras, son vehículos para el humor negro y la crítica afilada, pero también para la rabieta indignada y el furor exacerbado. El propio narrador se escuda en su subjetivismo para proclamar su independencia: … uno de los empeños actuales de mi obra [es] el de mostrar todas mis caras, o como yo mismo afirmo [...], abarcar "el más amplio registro posible de emociones humanas" a través del alter ego que pulula por mis páginas.»

De ahí que, por decirlo de algún modo, el personaje y narrador de estas páginas tenga que ser tomado en serio sólo a medias. No se trata de desconfiar de lo que dice, ni de ponerlo en duda, sino en distanciarse de su mirada para bucear en el trasfondo de lo que narra, de lo que opina; por supuesto que sus ideas o reflexiones no tienen por qué coincidir con las nuestras, pero es conveniente prestarle una cierta atención para captar el fondo de verdad que tienen muchas de sus afirmaciones. Por ejemplo:

Examinados de cerca, los sistemas políticos y las corrientes ideológicas que en diferentes momentos de la historia han aspirado a cambiar el mundo no son en sí mismos erróneos. Lo que siempre falla, y constituye el más tremendo de los errores, es la creencia en el ser humano, y en su capacidad colectiva para poner estos sistemas e ideologías en práctica. Es precisamente el factor humano lo que hace imposible salvar a la humanidad.

¿Frivolidad o clarividencia? Para todos los gustos, pero no hay duda de que Wolfe indaga en esos aspectos del ser humano menos limpios, menos encomiables, y los saca a la luz con mirada incisiva y pluma furibunda. Su capacidad para ver más allá de las apariencias e indagar en la trastienda de lo corriente, de lo políticamente correcto, de lo cotidiano, es encomiable; puede abrirnos los ojos a aspectos de la realidad que, por comunes, siempre quedan al margen de la crítica.

Siéntate y escribe es un libro brillante en unas ocasiones, rocoso en otras; es un texto que no esconde nada y, por lo tanto, duele tanto como divierte. Una lectura que apela a nuestra conciencia, a nuestra inteligencia y a nuestro entendimiento. A pesar del esfuerzo, no hay duda de que poco más lo podemos pedir a un libro.

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