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1Q84

26 de abril de 2011. José Martínez Ros

Haruki Murakami ocupa un lugar muy extraño en la literatura mundial. Por un lado, tiene fervientes legiones de admiradores. Por otro, también un número inusualmente alto de detractores que lo acusan de ser demasiado moderno, de ser poco moderno, de ofrecer una imagen demasiado occidentalizada de Japón, etc. El autor de esta reseña, por supuesto, no va a lavarse las manos: para él, ante todo y sobre todo, es un gran escritor, uno de los más grandes novelistas del mundo vivos. En un gran ensayo acerca de Dostoievski (por cierto, el autor favorito del japonés), David Foster Wallace, que es algo así como el máximo santo y héroe suicida del martirologio literario postmoderno, resume en dos las señas de identidad de  un escritor de talla. Primero, que cuente buenas historias, con tramas complejas e intensamente dramáticas (con lo que dejamos fuera a buena parte de los novelistas españoles contemporáneos) y, segundo, que esas narraciones estén llenas de personajes creíbles y bien trazados (con lo que nos libramos de los autores de best sellers de diverso pelaje).

Las mejores obras de Murakami (Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Kafka en la orilla) poseen ambas cualidades hasta un grado hipnótico y, desde luego, 1Q84, cuyas dos primeras partes acaba de publicar Tusquets, va camino de ser una de ellas. Nos encontramos en su trama con elementos comunes a otras de sus obras (puertas que se abren a una realidad distinta y mucho más inquietante) y con personajes ya familiares (treintañeros desorientados, adolescentes con graves problemas de ubicación en este mundo), pero, como otros autores de genio inmensamente populares (nos vienen a la cabeza cineastas como Lynch o Hitchcock, novelistas como McCarthy o Scott Fitzgerald) nunca nos parece repetitivo. Al abrir esta larga y absorbente novela. ofrece una perspectiva distinta de cada de esas marcas de agua del extraño planeta Murakami, plagado de símbolos inescrutables, fantasmas del oscuro pasado imperial de Japón, mucho sexo, bastantes pesadillas y un sinfín de detalles que, en un primer momento pueden parecer intrascendentes y que, página a página, se cargan de sentido.

En este caso, este fantasmal Japón de 1984 resulta más cruel y duro que en ocasiones anteriores: hay mujeres maltratadas por sus esposos hasta la muerte, niñas atrozmente violadas, hijos que crecen sin ninguna muestra de amor por sus padres, fanáticos que pertenecen a organizaciones terroristas o a desconcertantes sectas... Los protagonistas son una chica, Fukaeri, que ha escrito una novela en la que describe una infancia en contacto con fuerzas misteriosas e inexplicables, un hombre, Tengo, y una mujer, Aomame, recién llegados a la madurez, que se aman, pero que están condenados a no cruzarse jamás. Contar más acerca de 1Q84 sería imperdonable. Los meses de espera hasta la publicación de la tercera y última parte se nos van a hacer muy largos. Sólo puedo indicar un aspecto negativo: la prosa de Murakami, como siempre, es bella y ligera, pero uno tiene la sensación de que el cambio de traductor no le ha beneficiado.

Comentarios en estandarte- 1

1 | clarix 10-05-2011 - 07:03:55 h
exactamente, al principio pense bastante en la diferencia de traductor, pensaba en Lourdes Porta pero a medida que la obra avanzaba me conecte con esa magia turbia y musical de la obra y me deje llevar