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Purga

15 de junio de 2011. Carolina León

¿Podemos dejar de hablar del último caso de literato nórdico hipercomercial y multiventas? ¿Podemos mirar la narrativa de los países del norte de Europa sin el peso sus autores “negros”, muy interesantes, pero que eclipsan casi todo lo demás? ¿Cuántos escritores se traducen del finlandés? ¿Y escritoras? Aparecen esfuerzos notables por rastrear lo más interesante de una narrativa que vive un momento francamente sano y, en este caso, el de la traducción de Purga, estamos ante un libro imperdible.

La provincia en la que suceden los hechos de la novela está al oeste de Estonia. Los cincuenta años en los que se desarrollan los sucesos recorren toda la segunda mitad del siglo XX. En sus páginas, vemos pasar Estonia de alemanes a rusos, de soviéticos a capitalistas. Y leemos en ella una especie de saga rota, un reencuentro extravagante, una acumulación de circunstancias que, si bien propias de los personajes elegidos, se sienten como metáfora de los cientos de miles de vidas rotas que han ido quedando en el camino. A saber: no es una de esas novelas de corte decimonónico, trayectoria lineal y profusión de datos y descripciones. Bien al contrario, está estructurada desde el presente, desde el encuentro de una joven, Zara, que llega maltrecha y magullada, con la vieja Aliide, desconfiada y solitaria, en algún momento de 1992. Recorreremos capítulo a capítulo la relación que se va forjando entre ellas y veremos, a la vez, de qué huye la mujer joven y a qué le tiene miedo la mayor. El encuentro, siempre a punto de ser desencuentro, mientras se van desgranando hechos del pasado con dosis seguras y contundentes. Y la Historia se entrevera de víctimas, mientras los supervivientes cuentan la (pequeña) historia.

Donde quizá se podía haber dado una novela al uso, tenemos una investigación sobre los efectos del poder en los más débiles, la relación entre mujeres, el amor, la familia, la culpa y la lealtad. Hay algo, sobre todo, profundamente bello en este libro, que lo saca de los lugares comunes más transitados, y se encuentra en el trabajo sobre el material, sobre las cosas, sobre la luz y las percepciones. La forma de contar siempre atando los sentimientos de los personajes a la textura de una tela, al dibujo de un papel de pared, al sabor de las conservas que no cesa de cocinar la vieja, a la labor en la tierra. Enfrentando, si puede decirse, lo pequeño, insignificante, doméstico y terrenal, a la gran apisonadora de la Historia. Purga es una novela que trabaja en varios niveles a la vez, incluido el de la trama y la intriga, aunque su mejor baza está en la laboriosa reconstrucción de un mundo que, si no se ha perdido ya, está a punto de desaparecer. Y la lectura, no siempre “bonita”, es una gran experiencia.

Comentarios en estandarte- 2

1 | Monica 15-06-2011 - 15:21:31 h
Diferente y estremecedora.

2 | Monica 15-06-2011 - 15:21:50 h
Diferente y estremecedora.