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Meditaciones

28 de mayo de 2013. Sr. Molina

Si hay textos clásicos que pueden acompañar al hombre más allá del paso del tiempo, sin duda entonces las Meditaciones del emperador Marco Aurelio es uno de ellos. Este catálogo de consejos y pensamientos sigue manteniendo hoy día una vigencia que impresiona por la pertinencia de sus tesis, por la sapiencia de su autor y por el sentido común que encierra casi cada uno de sus enunciados. Salvando las distancias del tiempo (ya que la redacción es clásica y, en ocasiones, algo enrevesada o poco clara), lo cierto es que el libro puede aportarnos una conciencia de fragilidad que, en lugar de provocarnos aflicción, nos impulse a valorar nuestros comportamientos desde una óptica más justa, comedida y humana.

Meditaciones se divide en doce partes (libros), divididas a su vez en extractos más o menos breves que recogen ideas, reflexiones, máximas o citas del autor. Podría decirse, pues, que es una suerte de manual para el alma: un muestrario de pensamientos que versan sobre el alma humana y que pueden ayudarnos a afrontar nuestro día a día. En realidad, estas cavilaciones de Marco Aurelio suelen girar en torno a dos o tres ideas muy concretas: la fugacidad de la existencia (algo que se repetirá en la historia del arte y lo filosofía posteriores con periodicidad); la banalidad de buscar fama, fortuna o gloria; y la constante introspección para mantenerse en paz consigo mismo. A lo largo del libro los enunciados serán variados, pero en mayor o menor grado aludirán a alguno de estos temas y lo abordarán con diferentes planteamientos.

"¡Cuántos hombres, antes muy celebrados, han caído ya en el olvido! ¡Y cuántos, asimismo, que los festejaron, han desaparecido tiempo ha de la memoria de los hombres!

La perfección moral lleva consigo que se viva cada día como si fuere el último, sin apresurarse ni amilanarse ni obrar con ficción.

Haz por semejarte al peñasco batido sin cesar por las olas: permanece inmóvil y a su alrededor desmaya la efervescencia de las aguas.

¿Hice algún beneficio a la sociedad? Pues ya tuve con ello mi galardón. Ten siempre a mano esta verdad para que te estimule, y nunca la pierdas de vista.

Los que se desprecian mutuamente, luego se lisonjean los unos a los otros; los que ambicionan aventajarse los unos a los otros, ahora se ceden recíprocamente el paso"

Y entonces, podríamos preguntarnos, ¿qué tiene de interesante un manual que se limita a repetir incesantemente los mismos conceptos? Pues la racionalidad de sus consejos, el sentido común que se esconde detrás de cada idea y la tranquilidad de espíritu que otorga la meditación relajada acerca de verdades que a todos nos incumben. Aunque la lectura pueda ser un tanto reiterativa, lo cierto es que las Meditaciones no es un libro para leer de principio a fin, cual novela de aventuras: es un compendio de reflexiones que, como tales, pueden ser necesarias en un momento pero no en otro. Por lo tanto, la grandeza de estas máximas es su atemporalidad, su fuerza, que puede ser extraída en pequeñas dosis sin necesidad de devorar el libro en una sola tarde.

Marco Aurelio legó un surtido de pensamientos que a veces consuelan y a veces descorazonan, pero que en todo momento nos revelan nuestra fragilidad como seres humanos y el camino a seguir para evitar que nuestro paso por la vida sea infructuoso. Lejos de los manuales de autoayuda y las frases hueras que tanto se repiten hoy día, el emperador romano nos acerca al conocimiento de nosotros mismos a través de nuestos defectos, de nuestra finitud y de nuestras capacidades. Tarea nuestra es aprovechar sus conocimientos para crecer como personas.

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