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Lección de alemán

08 de marzo de 2017. José Ángel Sanz

La culpa, la responsabilidad y el sometimiento a la autoridad fueron temas centrales en la literatura europea después de la II Guerra Mundial. Las entre 50 y 70 millones de víctimas (muchas de ellas civiles), la irrupción de las armas nucleares, y el propio Holocausto sacudieron para siempre la conciencia del mundo. La literatura no quedó excluida de un profundo sentimiento de pesadumbre y, al mismo tiempo, de necesidad de encontrar respuestas a por qué Europa se había suicidado.

Puede que Lección de alemán fuera la primera gran novela alemana que reflexionó sobre la responsabilidad de los propios germanos en el auge del nazismo. En todo caso, sí fue la que mayor calado tuvo. Al igual que hicieran sus compatriotas Heinrich Böll, Martin Walser y Günter Grass, Siegfried Lenz (1926-2014) escarbó en las raíces del nacionalsocialismo para reflejar el espíritu de un tiempo oscuro, de una pesadilla colectiva en la que la triste realidad superó a cualquier pesadilla imaginada.

El joven Siggi Jepsen, recluido en una institución para inadaptados, recibe el encargo de redactar un texto acerca de Las alegrías del deber. Gracias a ella conocemos la historia de su padre, policía, quien durante el nazismo había recibido el imperativo de evitar que su amigo y ya anciano Max Ludwig Nansen pintase más obras ofensivas para la raza aria. El resultado es que el celo de su progenitor, máximo, implica a su hijo, que termina por espiar al artista. También su madre se suma a los reproches al viejo pintor, enfrascado en trasladar al lienzo el mal que poco a poco va cercando a su país, a su pueblo, a sus propios vecinos.

La devoción por el poder, la ausencia de humanidad alguna en aquél que decide acatar órdenes, la sumisión mal entendida. Todo ello es para Lenz la semilla de la catástrofe. «Voy a seguir pintando. Voy a pintar cuadros invisibles. Tendrán tanta luz, que no podréis ver nada en ellos». Son las palabras que pone en boca de Nansen, aferrado a la última libertad, la que se puede ejercer de la piel hacia adentro, cuando la barbarie acaba con todo.

En España, Lección de alemán se publicó por primera vez hace 43 años y ahora, tras 20 años ausente, Impedimenta la recupera con traducción a cargo de Ernesto Calabuig. En Alemania es lectura obligatoria en el grado superior del bachillerato, y buena parte de los 30 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo por Siegfried Lenz han llevado este título. Su hondura tiene valor pedagógico porque explora temas centrales no exclusivamente ligados al momento específico en el que se ubican, sino que se reconocen en toda opresión y en toda dictadura. En su sustrato más profundo nos habla de qué nos hace humanos, de qué nos hace al mismo tiempo capaces de las mayores atrocidades y de los más grandes actos de valentía y generosidad.

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