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Las hierbas del camino

24 de julio de 2012. Sra. Castro

Las hierbas del camino fue la última novela que escribió Natsume Soseki. De carácter mucho más introspectivo que alguna de sus obras más conocidas como Botchan o Soy un gato, esta novela tiene demasiadas coincidencias con la biografía del propio Soseki como para no ver en su protagonista un alter ego del propio autor.

Las hierbas del camino se centra en la vida doméstica de un profesor de inglés que acaba de volver a Japón tras una larga estancia en el extranjero. Sus asuntos familiares reclamarán de continuo una atención que él quisiera dedicar al estudio. Y ese cúmulo de contratiempos hará crecer una crispación sorda, un descontento vital que irá impregnando la existencia entera de Kenzo, el protagonista.

La historia se centra en la reaparición del padre adoptivo del protagonista, a pesar de que este le había devuelto a sus padres biológicos pocos años después de su adopción, con la intención de pedirle dinero. Siendo la japonesa una sociedad donde tradicionalmente los hijos tienen el deber de hacerse cargo de los padres en su vejez, Kenzo se siente atrapado entre la obligación social y la certeza de que no le debe nada a un hombre que prácticamente le abandono.

Dado que la idiosincrasia japonesa elude el conflicto, o al menos su expresión, S?seki no relata de manera demasiado abierta los sentimientos y pensamientos de Kenzo. Pero a través de los recuerdos de infancia que la reaparición de su padre adoptivo suscita y de su manera de afrontar el presente, resulta fácil adivinar el enorme sentimiento de soledad que aplasta al profesor de inglés.

No solo en cuanto hijo no deseado, primero de sus padres naturales y a continuación de los adoptivos (acontecimiento tomado de la vida del propio Soseki), sino también como esposo. Kenzo vive una relación de pareja sembrada de tensiones y malentendidos que le alejan irremediablemente de su mujer, a la que al tiempo le atan las obligaciones familiares pero, sobre todo, cierto amor enfermizo. Otro tanto sucede con sus hermanos: la formación de Kenzo, su estancia en el extranjero y la vida que trata de construir le alejan irremediablemente de los suyos, de aquellos a quienes debería sentirse más próximo.

El resultado de lo anterior es un sentimiento de no pertenencia, al que además se une una sensación de fracaso. A pesar de que sus allegados le consideran un triunfador por haber logrado dedicarse a la enseñanza tras vivir en Europa, Kenzo se siente todavía al principio del camino: es mucho lo que desea hacer, mucho el trabajo al que debe enfrentarse, pero a su alrededor todos parecen confabularse para impedirle hacerlo, convencidos como están de que ya ha llegado a la meta.

El interés de Las hierbas del camino radica sobre todo en  ofrecer una imagen, que pretende ser descarnada, de Kenzo (y a través de él del propio Soseki). El autor pone sutilmente el acento en la falta de paciencia, de compromiso con sus seres queridos, el egoísmo y la misantropía de su personaje, en lo que parece tanto un intento de penitencia como una confesión póstuma. Un libro sin duda interesante para todos los lectores asiduos de Natsume Soseki.

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