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La dama del perrito

18 de octubre de 2010. Fernando Sánchez Calvo

Con las bellísimas ilustraciones de Javier Zabala, Nórdica Editores rescata y da a conocer al público lector una de las obras más desconocidas de Antón Chéjov, renovador del teatro del XIX, quien como todos los genios fue a la vez modelo y a contracorriente de su época y entre otras cosas consiguió perfilar psicológicamente tan bien a sus personajes que muchos los confundimos con personas. La gaviota, Tres hermanas, la exitosa Platónov que tanto éxito ha recaudado estos últimos años en la escena, han reducido en muchas ocasiones a Chéjov a la categoría de un autor teatral, pero sin embargo sus recopilatorios de cuentos superan a la obra dramática (al menos en cantidad). Aprovechando este dato hablamos de La dama del perrito, relato sobrio, austero, sin complejidad en la trama, que basa todo su poderío narrativo en la tensión sobre la que se construye esta historia de adúlteros furtivos. Literatura realista que siguiendo el famoso símil que compara a la novela con un espejo que vamos deslizando con la intención de que nos muestre absolutamente todo lo que hay enfrente, va todavía más allá con Chéjov para enseñarnos no sólo el paisaje, no sólo las acciones, no sólo lo tangible: este espejo también refleja los silencios, las indecisiones, los sobrentendidos, el erotismo y la eterna tortura a la que se entregan dos amantes apasionados, Anna y Gúrov, que en el mismo instante que disfrutan de un idilio a escondidas ya se están arrepintiendo de ello.

«Todo es bello en este mundo, salvo lo que nosotros mismos discurrimos y hacemos cuando olvidamos los fines supremos de la existencia y nuestra dignidad humana». Tal es la presión social y el miedo a ser simplemente advertidos de los protagonistas que en ocasiones salen de su boca dogmas casi filosóficos para justificar una de las acciones más antiguas del hombre, el adulterio, puesto que hace ciento veinte años jugar a moverse en nido ajeno sí que suponía un riesgo (social para el hombre y la mujer, económico y vital también para esta última). Y como en toda acción arriesgada, después viene la duda: ¿hasta cuándo durará?, ¿dónde llevará dicho riesgo?, ¿también el adulterio se convertirá en algo tan anodino como las vidas de Anna y Gúrov? La solución en las últimas páginas de esta pequeña joya de uno de los clásicos, y también en todo lo que el lector haya sabido o querido ver más allá del espejo.

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