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Idea de la ceniza

21 de diciembre de 2015. José Ángel Sanz

Idea de la ceniza es la primera novela de la escritora, editora, crítica, traductora e investigadora cultural de padres venezolanos María Virginia Jaua. Decir que sólo es una novela es faltar a la verdad, porque en la obra, de estilo fragmentado y lenguaje solo en apariencia sencillo, conviven narración y ensayo.

Tras una introducción discursiva, por la que brotan en forma de ideas y citas Jacques Derrida, Dante, Elias Canetti y Roland Barthes, ante la vista del lector se despliega un diálogo epistolar (en este caso cimentado en sucesivos e-mails) gracias al cual reconstruimos la relación entre dos amantes. Idea de la ceniza es una profunda reflexión sobre el duelo, sus consecuencias, su representación social, su vivencia y sus secuelas en la personalidad.

¿Un ejercicio literario? Sí, dispuesto además a saltarse unos cuantos pasos intermedios entre géneros a cambio de originar una honda huella. El amor y su bronco destino en esta pareja protagonista es el actor principal aunque las blancas pantallas de ordenador sean los vasos comunicantes entre ideas, cuerpos y sentimientos. El amor y sus representaciones y máscaras, esos artefactos que etruscos y griegos empleaban para intensificar la voz de los actores que representaban a los muertos en los ritos funerarios. Idea de la ceniza requiere de una implicación y una dedicación intensas. A cambio regala hermosos brotes de inteligencia y un buen puñado de sentimientos bien descritos. Que no es poco en una temática tan resbaladiza como la que trata.

La ceniza a la que se refiere el título es al mismo tiempo pregunta y símbolo. ¿Qué es lo que queda tras la pérdida del ser amado? Ninguna de las respuesta es sencilla. Tampoco este libro pretende que lo sea.

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