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Hacia la sobriedad feliz

27 de agosto de 2013. José Ángel Sanz

Stéphane Hessel se convirtió, en sus últimos años de existencia, en el icono de una generación abocada a la indignación, pero él fue solo la cabeza más visible de toda una corriente de opinión que ofrecía un cambio de paradigma. El septuagenario Pierre Rabhi comparte con Hessel su hartazgo de un mundo que, si no tuerce el rumbo, está abocado a la autoinmolación. Pero lo hace desde distintos presupuestos; el principal, el de una postura positivista y constructiva. Rabhi, que vivió su infancia africana como una enseñanza anterior a su vida en la metrópoli, aboga por una modernidad de la que se deben extraer los beneficios y extirpar los daños. Éstos nacen de la avaricia, la vanidad, el consumo desmedido, la ambición profesional a toda costa, la identificación única del valor de las cosas por su precio de mercado y el despojo del sentido del trabajo. Males que detecta, identifica y denuncia con una mano, y para los que tiene una propuesta en la otra.

Hacia la sobriedad feliz es un ensayo cruzado con la autobiografía del autor y un cierto tono de manifiesto. Aclara que la actual crisis capitalista era la única consecuencia posible cuando, por el camino, el hombre perdió el vínculo sagrado con la vida, la espiritualidad y su propia esencia humana. Cuando el ser pensante se entregó a la maquiavélica lógica, no de la economía, sino de las finanzas.

Rabhi sabe que su mensaje se aproxima al que todas las religiones propugnan desde hace siglos. No le importa. La moderación y la sobriedad son un patrimonio humano perdido en apenas tres, cuatro generaciones. Su mensaje al mundo se extiende a la defensa de la reeducación en la agricultura ecológica y el respeto por la naturaleza, y Hacia la sobriedad feliz tiene su epílogo en un detallado listado que recoge las iniciativas en las que se ha materializado su apelación a la insurrección de las conciencias. Movimientos como el de Oasis en todas partes, que erigió y hoy apadrina, siempre con un poso educativo, de reconciliación entre el hombre, la naturaleza y las vinculaciones y aportaciones entre uno y la otra. Un listado que parece adelantarse a sus críticos, que los habrá; la indignación también se puede traducir en acción. No espontánea, sino plenamente consciente y permanente.

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